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"La nueva Ruta de la Seda": El corredor comercial con el que China quiere extender su influencia a Medio Oriente y África

Se trata de un ambicioso proyecto de infraestructura a través de Pakistán, que permitirá salir desde el oeste de China hasta el Mar Arábigo. Promete traer inversiones y generar empleo, pero su futuro puede estar en jaque por la volatilidad de la región y la corrupción.

Augusto Catoia

Viernes 18 de noviembre de 2016

Es un enorme y ambicioso proyecto de infraestructura y, si todo sale como está planeado, podría conducir a crear una de las zonas económicas más importantes del mundo.

Se trata del Corredor Económico China-Pakistán (CECP), cuyo objetivo es unir la región occidental de China con el Mar Arábigo y el Océano Índico, vía Pakistán.

Lo llaman la nuevaRuta de la Seda, no por casualidad: así como lo hicieron las vías comerciales que permitieron exportar seda china desde el siglo I AC, el corredor es un paso adelante en las ambiciones de China de conectarse mejor con Medio Oriente y con el este de África.

El CECP incluye la modernización de carreteras, ferrocarriles, gasoductos y otros grandes proyectos de infraestructura desde la costa paquistaní del Mar Arábigo hasta la frontera noreste del país, que limita con China.

El proyecto tendrá un costo de casi US$51.000 millones, de los que US$46.000 millones vendrán de China.

 

Mejor acceso, mayor influencia

La razón de China para apoyar el mega proyecto es estratégica: el gigante asiático desea conseguir un acceso por tierra hacia el Océano Índico más práctico y eficiente que el que tiene hasta ahora.

Actualmente sus barcos utilizan el estrecho de Malaca, un angosto pasaje marítimo de 850 kilómetros que queda entre la costa occidental de la península malaya y la isla indonesia de Sumatra.

La nueva ruta propuesta daría a China acceso hacia la región del Golfo Pérsico y Medio Oriente y una posición ventajosa para tener mayor influencia en África, así como en el sur y centro de Asia.

Y es considerada, además, como una pieza clave en las relaciones chino-paquistaníes.

Para Pakistán, los US$46.000 millones que invertirá China representan casi tres veces la inversión extranjera total que ha recibido entre 2008 y 2015, señala M. Ilyas Khan, periodista de la BBC en Islamabad.

El corredor tendrá unos 3.000 kilómetros, desde el puerto de Gwadar, en la provincia paquistaní de Baluchistán, hasta la ciudad china de Kasgar.

Anunciado en 2015, el proyecto ya empezó a rodar con la construcción de infraestructura en territorio paquistaní.

 

De hecho, la primera parte del proyecto, el recién renovado puerto de Gwadar, fue inaugurado hace unos días por el primer ministro Nawaz Sharif, quien recibió allí el primer gran cargamento de artículos chinos.

"Pakistán está localizado en la intersección de tres motores de crecimiento en Asia: el sur de Asia, China y el centro de Asia", declaró el mandatario paquistaní Sharif en la ceremonia de inauguración.

"Y el CECP ayudará a integrar estas regiones en una zona económica que ofrecerá grandes oportunidades para la gente de la región y para inversores de todo el mundo".

¿Podrán controlar la seguridad?

El gobierno paquistaní indicó, en una declaración tras la ceremonia inaugural en el puerto remozado, que los artículos chinos llegaron en un convoy de camiones que recorrió una carretera que une a Gwandar con la región de Xinjiang, en el noroeste de China.

Desde Gwandar, los artículos salieron luego por la nueva ruta marítima hacia Medio Oriente y África.

Se espera que el puerto comience a recibir importaciones de materiales de construcción a comienzos de 2017, antes de convertirse en un portal de salida masiva de mercancías chinas.

Pero las reservas sobre el proyecto tienen que ver con las condiciones de seguridad, debido a que Baluchistán, la provincia donde el puerto está situado, es escenario de una feroz insurgencia de grupos islamistas desde hace más de una década.

Horas antes de la ceremonia en Gwandar, una explosión en un santuario musulmán a unos kilómetros de distancia causó la muerte de al menos 50 personas.

Las autoridades indicaron posteriormente que el grupo autodenominado Estado Islámico se había adjudicado la autoría del atentado.

 

Además, el diseño del corredor está hecho a través de zonas que resultan de fácil acceso para la insurgencia del Talibán.

Por eso, los primeros operativos en el puerto se realizaron bajo intensas medidas de control, que podrían sentar un modelo para la operación del CECP en el largo plazo.

De hecho, el ejército paquistaní creó una fuerza especial de unos 10.000 efectivos para vigilar las nuevas rutas comerciales y garantizar la seguridad de los trabajadores extranjeros en la zona.

 

El primer ministro Sharif indicó que Pakistán ofrecerá "la mejor seguridad posible a los inversores extranjeros" para que puedan utilizar el puerto en operaciones comerciales internacionales.

"Muchos observadores creen que el incentivo de un milagro económico puede hacer que Islamabad ponga mayor esfuerzo en lograr estabilidad", apunta M. Ilyas Khan.

De lado chino de la frontera, las cosas no están mucho mejor, ya que el gobierno de Pekín está preocupado por la violencia que tiene como protagonista a la minoría étnica uigur en la región de Xinjiang, de mayoría musulmana, y teme que grupos separatistas de línea dura se asocien a las milicias uigures que luchan codo a codo con los talibanes.

No sólo eso...

Sin embargo, la seguridad no es la única preocupación en torno al proyecto multimillonario.

Las buenas relaciones políticas y militares entre China y Pakistán se han sustentado, en parte, en la "antipatía" que ambos países sienten a su vecino India.

Y la respuesta de Delhi ante el proyecto del CECP es clave para mantener el equilibrio de fuerzas en la región,

Aunque India tiene en China a uno de sus más grandes socios comerciales, muestra algunas reservas sobre el control chino de un puerto clave de Pakistán.

No ve como buenos ojos tampoco las expansivas ambiciones regionales del gigante asiático, aún cuando las relaciones con Pekín han mejorado en los últimos años.

Para China, por su parte, lo que hace más atractivo el proyecto es precisamente la posibilidad de contrarrestar la influencia de India en la zona, así como el peso del otro gran aliado paquistaní, Estados Unidos.

Por otra parte, uno de los mayores fantasmas que sobrevuela el proyecto es el de la "dilación eterna": que los acuerdos a 10 o 15 años, cuando el CECP quedaría completo en su totalidad, naufraguen en un mar de burocracia y corrupción.

Ahsan Iqbal, el ministro paquistaní que supervisa el plan, señaló a la agencia de noticias AFP que las obras tendrán "un efecto transformador significativo" en el país, que espera convertirse en un nodo económico para toda la región, mejorar sus niveles de empleo y solucionar sus problemas crónicos de abastecimiento de energía.

Pero, como señala el analista de defensa Hasan Askari Rizvi, de la Universidad de Punjab, el verdadero punto de inflexión no es la firma de acuerdos sino su ejecución.

Funcionarios de ambas partes ya han aceptado que hay convenios firmados en 2010 entre China y Pakistán que permanecen incumplidos.

Nada garantiza que con algunos subproyectos dentro del megaplan del corredor no vaya a ocurrir lo mismo, a causa de incompetencia, corrupción o falta de transparencia.

Cierto nivel de corrupción es esperable en ambos extremos, señalan los expertos, y ninguno de los dos países tiene particular reputación por incentivar la transparencia.

"Así que no sabremos sino hasta dentro de mucho tiempo cuánto del dinero viene de préstamos, cuánto son subvenciones y cuánto dinero es de origen privado o público", apuntan.