El grito de "Chile despertó" se transformó en una de las banderas de lucha por parte de los ciudadanos que luchan en las calles para tener una mejor calidad de vida y que se termine la desigualdad que existe en el país.
Sin embargo, las formas de protestar dentro de la población se encuentran absolutamente polarizadas, con grupos de personas que realizan 'cacerolazos' de forma absolutamente pacífica, otros grupos han aprovechado de destruir todo a su paso, según pudo constatar en las calles el equipo de Informe Especial.
Todos apoyan el fondo de la protesta, pero vecinos condenan la destrucción de su barrio.
"Con mi familia estamos súper afectados porque se les pasó la mano, cuando vine para acá estaban saqueándolo (un Supermercado), pero lo incendiaron. No les bastó con sacar las cosas", dijo un vecino al Maipú al micrófono de Informe Especial.
Por su parte, ciudadanos de Ñuñoa reclaman mejoras en una serie de situaciones donde por tres décadas los chilenos reclaman que hay injusticias. "No es por 30 pesos, es por 30 años", dicen para dejar en claro que las protestas no se deben solamente al alza del Metro iniciada a comienzos de la semana recién pasada. Eso sólo fue la gota que cayó de un vaso que llevaba años a punto de rebalsar.
Al mismo tiempo en que varias ciudades de Chile se encuentran en toque de queda y en 'Estado de Emergencia' para, supuestamente, mantener el orden en las calles, la destrucción en la Estación del Metro San Pablo deja en evidencia que grupos anarquistas podrían estar detrás de todo esto.
El símbolo de la letra A rodeada con un círculo deja en claro que manifestantes anarquistas estarían detrás de esto, ya que además se ha encontrado el acrónimo A.C.A.B., el cual es muy utilizado por grupos antisistema y que significa 'All Cops Are Bastards', es decir, 'todos los policías son unos bastardos'.
En tanto, vecinos de la histórica estación de la Línea 1 del Metro de Santiago especulan que todo se trata de un montaje, considerando que al momento de la destrucción casi simultánea de varias estaciones del transporte subterráneo ocurrió sin la vigilancia que deberían tener por parte de militares.
Bajo este espeso panorama se maneja Chile en la actualidad, con protestas que se seguirán manteniendo mientras no existan soluciones reales por parte de una clase política cada vez menos validada entre una población que despertó de un letargo que duró desde el término de la dictadura militar.