Guilisasti comienza diciendo: "La agricultura es cambiar los productos químicos por naturales. Dinámico es cuando uno se hace cargo de todo: de sus animales, biodiverisdad".
“Yo me hago cargo de todo, desde la calidad de las aguas, calidad de los compostajes, de los animales. Que todo sea lo más natural posible”, añade el empresario.
“Estamos en un país que es un paraíso. Está todo. El resto es la experiencia” y agrega que “hoy día somos capaces de ser las viñas más orgánicas y grandes del mundo”, explica Guilisasti.
“Uno va buscando la forma más natural”, añade el viñatero. “No puedo decir que es más sano, pero sí que la forma en que se produce un vino es más sana”, argumenta y agrega que “aquí hay cero riesgo y hay una condición de calidad. No decimos que es más sano, pero la calidad es mejor”.
Así también, remarca que ellos se siguen manteniendo con precios competitivos en el mercado, sosteniendo una media de cuatro mil pesos la botella. No obstante destaca que “hay un concepto de sustentabilidad que le da un valor agregado” y que este concepto orgánico es muy relevante en ciertos mercados.
En relación a si los costos de una cosecha orgánica son viables, asegura: “Todas las empresas de vinos trabajan con el 25 y 30% de rentabilidad y eso le suma los gastos administrativos”, pero añade “somos cien por ciento rentables”.
Su forma de trabajo va de la mano con la responsabilidad medio ambiental y por esto explica que “trabajamos a biodiesel en 5 y 10%, energía solar, biomasa y las bodegas con energía alto voltaica”.
El empresario analiza: “Uno es cuidar las rentabilidades y las otras las conciencias. La inversión se paga a 15 a 20 años”.
