María Colores encontró su verdadera vocación viajando, en la que ella denomina como su etapa aventurera donde descubrió lo que es hacer canciones y cantarlas a la gente.
Después aparece su primer disco "Llamadas perdidas", con su single homónimo que es una de las pocas canciones confiesa, que crea con letra y melodía sin haber tocado un instrumento.
Respecto a su segundo disco "Me gusta la vida", María confiesa que es un trabajo mucho más personal, optimista, que busca un equilibrio y que está marcado por su embarazo. Su nuevo estado la motiva a componer "Zoe" -nombre de su hija- y a darle un vuelco a su segundo disco.
Colores dice que hoy se está preocupando mucho más en cómo se desenvuelve en el escenario y que está en una constante búsqueda. "Para mi el show a significado más el contacto con la gente la onda, la energía, lo que se siente, esa cosa como en la piel que sientes cuando tocas".
Admite que le dificultan más los conciertos íntimos que los masivos. "Me cuesta cantar para menos personas que para más, un momento íntimo me es más difícil, que si hay mucha gente".
Para finalizar, relata que no escucha muchos cantantes nacionales y que le falta por conocer, pero cuando lo que cantan es sincero es imposible que algo no le guste.