Estas historias se repiten cada cierto tiempo. Una perseverancia casi incomprendida que al alero de las victorias comienza a entenderse. Esta vez es magallánico y luchó como la mayoría de nuestros deportistas de élite para que alguien le tienda una mano. Víctor obtuvo su cupo al Dakar en el desafío Inca de Perú, en el mes de octubre de 2013.
Hoy entre la fatiga de esos 40 grados que causan estragos en un magallánico de tomo y lomo, Víctor no se queja. Vive el sueño de niño, acoplado a su cuadrimoto, dejando atrás a rivales que conoció por la tele. Está en el noveno lugar de la clasificación general con una honda, su compañera de 700 centímetros cúbicos.
Este Patagón ha dejado bien en alto la bandera de Magallanes durante estos días de competencia por América del Sur, en el que se ha denominado como uno de los Dakar más duro, en sus 35 años de historia.