La investigación en torno al fallecimiento de Luis Jarpa Ramírez, imputado por el crimen de su hijastro de 10 años con trastorno del espectro autista (TEA), confirmó este domingo que no hubo participación de terceros en su muerte, ocurrida al interior del penal Biobío, donde se encontraba en prisión preventiva.
Jarpa, de 22 años, había sido formalizado apenas un día antes por parricidio. Su cuerpo fue hallado sin vida en el baño del área de aislamiento del recinto penitenciario, activando inmediatamente los protocolos internos de Gendarmería y la intervención del Ministerio Público.
El fiscal Juan Yáñez informó que hasta el penal se trasladaron equipos de la Fiscalía ECOH y la Brigada de Homicidios de la PDI para esclarecer las circunstancias del hecho. “Respecto a los hechos acontecidos en el interior del complejo manutenciario, una vez descubierto, se activan todos los protocolos correspondientes por parte de Gendarmería, dando cuenta inmediata a la Fiscalía para investigar el caso”, detalló el persecutor.
Tras revisar registros de cámaras de seguridad y tomar declaraciones a quienes se encontraban en el sector, la Fiscalía descartó la intervención de terceros. “Preliminarmente no existiría participación de terceros”, agregó Yáñez, aunque se seguirá indagando para determinar si hubo fallas en los protocolos de custodia.
Por su parte, el seremi de Justicia del Biobío, Carlos Uslar, indicó que Gendarmería actuó conforme a los protocolos establecidos y entregó toda la información pertinente a la Fiscalía, que ordenó peritajes forenses y entrevistas a internos y personal del penal.
Cabe recordar que Luis Jarpa era el único imputado en la investigación por la muerte del menor, ocurrida en la comuna de Talcahuano. El niño presentaba lesiones atribuibles a asfixia, según la PDI. En la audiencia de formalización, el tribunal había solicitado a Gendarmería extremar medidas de cuidado, debido a antecedentes previos sobre un intento de suicidio del imputado al conocerse el crimen.
