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Los perros salvajes estornudan cuando están listos para cazar

Mientras las bacterias utilizan señales químicas, los animales más grandes utilizan sonidos para comunicarle al grupo que está con ellos.

By James Gorman New York Times News Service

© AFP. Foto referencial

Miércoles 13 de septiembre de 2017

Cuando quieren moverse en grupo, las suricatas se llaman entre sí; los monos capuchinos trinan; los gorilas gruñen; las abejas reinas producen un sonido llamado canto o trompeteo. Los perros salvajes africanos, o licaón, estornudan. Y eso es algo único.

Hasta ahora no se había reportado que ningún animal social emitiera una votación, de cierta manera, al estornudar. Cuando los perros salvajes lo hacen, parece indicar que están asintiendo a una propuesta y los científicos reportan que, cuando la jauría se alista para cazar, cuanto más estornuden es más probable que vayan a hacerlo.

Casi todos los organismos sociales toman decisiones grupales que requieren alcanzar un consenso. Si los monos o las suricatas están buscando un mejor lugar donde encontrar alimentos, necesitan llegar a un consenso acerca de avanzar en grupo con un mínimo de animales; a esto se le conoce como alcanzar un quórum, tal como se le llama en las legislaturas o congresos. Incluso algunas bacterias hacen eso antes de lanzar toxinas o iluminarse con bioluminiscencia.

Las bacterias utilizan señales químicas, mientras que los animales más grandes a menudo usan sonidos a manera de decir: cuenten conmigo. Sin embargo, entre gruñidos, resoplidos, señales de trompeteo y otros, el estornudo no se había reportado como una de esas señales hasta que un grupo de investigadores estadounidenses, británicos y australianos publicaron sus observaciones de los perros africanos en la revista académica Proceedings of the Royal Society B.

Estaban estudiando a los perros en Botsuana para ver cómo deciden ir de caza. Como la mayoría de los carnívoros, los perros salvajes duermen mucho. Sin embargo, en algún momento un miembro de la jauría comienza lo que se llama un mitin: hace que todos los demás se emocionen y se alboroten como si quisieran jugar.

A veces los mítines tienen éxito y la jauría sale. A veces los miembros de la jauría se echan y vuelven a dormirse. Neil R. Jordan, autor senior del informe e investigador de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney, se dio cuenta de que en los mítines exitosos parecía haber más estornudos.

 

Reena H. Walker, entonces investigadora técnica de licenciatura en la Universidad Brown, se puso a trabajar recolectando datos concretos. La percepción de Jordan era correcta. Por mucho, el mejor indicador para saber si los perros saldrían a cazar era el número de estornudos.

A diferencia de las reglas de los votos individuales en las elecciones humanas, los miembros del grupo no se limitaron a un solo estornudo, y si un miembro dominante de la jauría comenzaba un mitin, se necesitaban pocos estornudos de los otros perros para iniciar la caza, dijo Walker. Añadió que había una correlación “entre el dominio y la democracia”.

Walker dijo que espera que los resultados del estudio mejoren el entendimiento sobre estos perros en peligro de extinción y ayuden a su conservación.

Los estornudos de los perros no son iguales a los humanos. Walker dijo que es un poco como un “Chú” sin el “Ah”: una “exhalación rápida, audible y forzada a través del hocico”. Los científicos no saben si es voluntaria o a veces simplemente ocurre, como un estornudo humano, así que no pueden decir que sea un voto verdadero. No obstante, sí pueden afirmar que si quieres saber si los perros se van a mover, la mejor apuesta es contar los estornudos.

Obviamente, esto no es igual a votar en un evento electoral, pero imagina a un grupo de amigos en la playa que se alistan para entrar al agua fría. Hablan, se estiran, dan saltos, se avientan y se dan empujones, hasta que entran al agua o mejor se recuestan de nuevo.

La próxima vez que vayas a la playa, observa si alguien estornuda.