¿Se imagina lo que es vivir alrededor de un terminal de buses? El malestar de ruidos molestos se replica en cada uno de los vecinos que viven o trabajan cerca del Terminal de Buses Sur. Deben exponerse a un sinfín de externalidades negativas provocadas por el ferroviario y los buses que allí operan.
Los residentes están en pie de guerra contra el terminal y los buses. En horas punta, caravanas de transportes de varios kilómetros intentan llegar al terminal. Los tiempos de espera se duplican respecto del mismo viaje.
El ajetreo de los transportes es constante casi las 24 horas del día. La congestión impide que los vecinos puedan siquiera cruzar la calle.
Es tan crítica la situación del tráfico incesante de buses, que hay un vecino hace cinco años que no saca su automóvil a la calle. Además, el constante paso de los buses ha destruido completamente la calle.
Muchas de las 90 líneas interprovinciales que operan en el Terminal Sur utilizan la calle Federico Reich como lugar de prepostura. Lo que molesta a los vecinos es que la espera la realizan con el motor encendido.
Además, los choferes y tripulaciones de buses son responsables de la práctica de evacuar los baños de las máquinas en plena calle.