Durante el 2012 Facebook sometió a 700.000 de sus usuarios a un experimento con el objetivo de comprobar si las emociones son contagiosas en las redes sociales. Para eso, provocó que algunos internautas vieran más publicaciones tristes y que otros más noticias positivas de entre las que comparten sus amigos.
El resultado fue que los usuarios se contagiaron por estos sentimientos, usando más palabras negativas o positivas en sus publicaciones.
Cuando se conoció este estudio a través de una revista científica en junio, se abrió una controversia sobre los límites éticos de este tipo de experimentos, esencialmente porque los sujetos experimentales no estaban al tanto de la situación.
Ante las múltiples críticas, Facebook se disculpó y tras meses de reflexión anunciaron que tratarán de cuidar mejor los límites éticos y la supervisión de estos estudios. "Estamos comprometidos con la investigación para mejorar Facebook, pero queremos hacerlo de la manera más responsable", asegura Mike Schroepfer, director de Tecnología.
Para lograrlo, prometen un marco más riguroso en el planteamiento y desarrollo de estudios en los que sus usuarios sean sujetos de estudio.
Desde ahora, si un ingeniero quiere jugar con las emociones de un grupo de personas deberá someter el experimento a una revisión interna.
La empresa de Mark Zuckerberg creará un equipo multidisciplinario compuesto por abogados e investigadores y que será el encargado de velar por la idoneidad de los experimentos. Además, los nuevos ingenieros deberán pasar un curso de seis semanas en el que se les guiará en estas directrices que deberán seguir para realizar investigaciones con los usuarios.
Facebook ha lanzado un espacio concreto en el que irá publicando todos estos estudios.
