Es cosa de caminar por el centro de Santiago para ver a artistas que paralizan a una improvisada audiencia. Para algunos son aficionados que se toman las calles, pero para otros son talentos nacionales que se apropian de los espacios públicos.
Son parte de las calles peatonales de la capital, pero pocos lo valoran y pocos se detienen a conocer sus historias... pocos saben que llevan su arte fuera de Chile.
Uno de estos artistas es Danilo Parraguez, quien comienza su rutina en un baño prestado, cerca de la Plaza de Armas. Ahí parte la transformación: maquillaje, accesorios y vestimenta. Son 45 minutos de preparación y está listo para salir a escena.
Para Miguel Toro el mejor camarín es la calle, donde despliega su traje y comienza el armado pieza a pieza. Todo confeccionado por él. Es su fuente laboral pero también su pasión. Es un bailarín de formación que encontró en la robótica y en su sueño de infancia la forma de ganarse la vida.
Evelyn Acevedo se sacrifica a todo el sol. Su turno comienza al mediodía frente a la Catedral. Deja su lado de civil y la magia para ella comienza. Maquillaje vestimenta y escenografía lista: ahora el silencio hace lo suyo.
