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El mundo según Ozzy

Pablo Márquez se adentra en el extraño mundo del mítico Ozzy Osbourne.

Pablo Márquez

Martes 19 de junio de 2012

“Mi padre siempre pensó que yo haríaalgo grande: `Tengo una corazonada, John Osbourne’, me decía después de unascuantas cervezas. ‘O acabas haciendo algo muy especial o terminas en la cárcel’.Y tenía razón el viejo: antes de los 18 años ya estaba en la cárcel”.

La frase, cómo no, es la mejorexcusa para seguir adorando al viejo y querido Ozzy. El hombre que, convencidode que hay cosas que da pudor contárselas a un extraño, terminó cumpliendo consu promesa más bizarra: destruir el mito que rodea a su figura icónica paracontar la verdad de su increíble existencia en su recién aparecidaautobiografía, I am Ozzy (Confieso que hebebido).

El texto, editado por Global Rhythmcon 360 páginas llenas de la más absurda e hilarante vida dentro del mundillodel rock and roll, es una muestra más de que los ídolos de antes le sacanvarios cuerpos de ventaja a los chicos malos de plástico que tenemos hoy. Yque, mejor que eso, los que son de verdad saben resistir con gracia hasta losgolpes más duros.

Porque no todos pueden contar comoel ex Black Sabbath que le arrancaron de un mordisco la cabeza a una palomasólo para impresionar a un puñado de ejecutivos discográficos o que durantevarios años religiosamente sólo se llevó a la cama a las mujeres más feasdisponibles por simple fetichismo. O, bueno, que conoce el cielo del estrellatomáximo y las catacumbas del más patético olvido producto de las drogas que loha tenido clínicamente muerto dos veces por un coma inducido.

Si hasta un centro de estudiosbiológicos, el Cofactor Genomics, con sede en la Universidad de Harvard, haestudiado su ADN para tratar de responder lo que a varios científicos no lescuadra: cómo diablos sigue vivo a sus 64 años después de mezclar distintasdrogas con cuatro botellas de coñac al día durante más de cuatro décadas. Elanálisis arrojó que el hombre tiene la mutación de un gen llamado ADH4 que,entre otras cosas, le facilita la digestión del alcohol, pero a la vez lo hacemás propenso a las adicciones.

Ozzy Osbourne es una verdadera piezade museo, no precisamente por su anquilosada figura sino por el valor quesignifica tenerlo aún entre nosotros. Si puede revivir a su vieja banda o no,si saca un disco que valga la pena después de haber hecho historia, da lomismo. Lo que importa es que, como pocos, tiene los genes de una verdaderaleyenda y eso a esta altura no es poco. Más bien, es un milagro.