Si bien gran parte de la población lava su ropa con agua tibia pensando en que será de más ayuda para deshacerse de las manchas, la verdad es que el agua fría tiene grandes beneficios para nuestras prendas.
Estos guardan relación principalmente con los efectos sobre los distintos tejidos, ya que hay algunos tipos de tela que son más propensas a ser dañadas.
El agua caliente acelera las reacciones químicas y puede causar daños como deslavar el tono de una tintura, romper las hebras de una tela muy delicada o encoger la ropa de forma irregular.
Además del cuidado, el agua fría provoca un gran ahorro en la cuenta de electricidad.
De acuerdo al sitio del museo Smithsoniano estadounidense, cuando se lava la ropa con agua caliente el 75% del gasto eléctrico se debe al calor necesario para aumentar la temperatura.
En cambio al lavar con agua fría, la disminución en el gasto de energía también es beneficioso para el planeta, especialmente cuando la fuente para dar electricidad a los hogares es dañina para el medio ambiente.
El único "pero" de no calentar el agua para lavar ropa es que algunos detergentes están especialmente formulados para activarse con el agua caliente y pueden perder efecto si se utilizan en bajas temperaturas.
Foto: Reuters.