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Demoledor estudio asegura que estamos cada vez más tontos

La inteligencia humana está en declive, según concluye una investigación de la Universidad de Amsterdam.

Cristián Jara

Jueves 23 de mayo de 2013

Una nueva investigación señala que los seres humanos estamos involucionando en lugar de evolucionando en lo que respecta a la inteligencia o, en términos sencillos, somos cada vez más tontos.

El estudio afirma que los occidentales hemos perdido 14 puntos de cociente intelectual de media desde la época victoriana, según consigna el portal The Huffington Post.

Jan te Nijehuis, profesor de la Universidad de Amsterdam y coautor de la investigación, señala como causa una curiosa explicación para el fenómeno: el hecho de que las mujeres de elevada inteligencia tienden a tener menos niños que las mujeres de un cociente más bajo, una relación demostrada en otros estudios.

Para llegar a estas conclusiones se analizaron los resultados de 14 estudios de inteligencia elaborados entre los años 1884 y 2004, incluido uno elaborado por el antropólogo y sobrino de Charles Darwin Sir Francis Galton.

Aquellos estudios medían el tiempo de reacción a un estímulo visual -es decir, lo que se tarda en apretar un botón desde que se observa una señal-, una capacidad que refleja la velocidad de procesamiento mental de una persona, y por tanto es considerada un indicador de la inteligencia en general.

El experimento demostró que a finales del Siglo XIX, el tiempo de reacción rondaba los 194 milisegundos, mientras en 2004 había aumentado a 275.

A pesar de los avances en las máquinas de medición, Nijenhuis ha explicado a The Huffington Post que se trata de estudios perfectamente comparables.

Pero este no es el único estudio que apunta al declive de la inteligencia humana. Anteriormente, investigadores de la Universidad de Stanford afirmaron que el proceso evolutivo nos está haciendo en realidad cada vez más tontos, y que el coeficiente intelectual del ser humano está disminuyendo.

Esto debido a que la vida para el ser humano primitivo y sus genes estaban sometidos a una presión evolutiva tremenda, en un entorno en el que la supervivencia dependía de pequeñas virtudes.

La civilización que apareció tras el desarrollo de la agricultura simplificó la supervivencia, relajando la presión evolutiva sobre el ser humano, y limitando la selección natural sobre las mutaciones relacionadas con la inteligencia hasta nuestros días.