Desde que se generalizó la costumbre de tomar sacarina o endulzante como sustituto de la azúcar, rápidamente se instauró la duda sobre sus beneficios y también sobre sus efectos secundarios en nuestro organismo.
La revista científica Nature publicó un artículo con resultados inesperados: Reveló que un grupo de investigadores del Instituto Weizmann de Rehovot, Israel, dio como resultado que en tres ratones, los efectos que provocaron tres tipos de endulzantes (sacarina, aspartamo y sucralosa) modificaron las bacterias de su flora intestinal, lo que generó en los roedores intolerancia a la glucosa, pudiendo desarrollar obesidad y diabetes en el organismo.
"Los educolorantes fueron inmersos en nuestra dieta para reducir el consumo de calorías y normalizar los niveles de glucosa en el cuerpo en la sangre, sin que el sabor 'dulce' se elimine", aseguraron los investigadores en el artículo.
En el informe aparece que este tipo de sustancia endulzante contribuiría de manera directa con a desarrollar esta patología, en vez de lidiar contra ella. Sin embargo, existen estudios que plantean una visión opuesta.
Un ejemplo concreto es el que Nature experimentó con 381 individuos no diabéticos que aumentaron su peso con el consumo de bebidas light, mientras que en otro estudio de la revista American Journal of Clinical Nutrition utilizó a 66 mil personas, y no encontró relación entre el sobrepeso y las bebidas sin azúcar.
¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN?
Las investigaciones sobre los productos light están en su fase inicial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere no superar los 25 gramos de azúcar por día (un jugo de naranja tiene 11,2 gramos).
La Food and Drog Administration (FDA) recomienda no consumir más de 15 milígramos de sacarina por jornada y que tenga relación con el corporal (para una persona de 70 kg. es de 1.050 ml, y una pastilla tiene 11,2).
Finalmente, sugiere que la auto-regulación en el consumo de los endulzantes y de la azúcar podría ser de primera importancia.