El cerebro, el órgano regulador central del organismo, tiene primacía en el suministro energético. Es tan importante que, ante una situación de escasez de esa energía, se contrae la actividad de los demás órganos para garantizar su alimento.
Dos equipos de investigación, compuestos por Pierre-Yves Plaçais y Thomas Preat, del Centro Nacional de Investigación Científica, (CNRS), han constatado que, efectivamente el cerebro bloquea la llamada memoria aversiva y da prioridad a la memoria apetitiva. La primera requiere un aprendizaje repetitivo, mientras que la segunda se forma tras una única experiencia.
Los dos equipos, uno en Francia y otro en Japón, han hecho sus experimentos con moscas del vinagre, sometiéndolas a condiciones de hambre de 24 horas, constatando la supresión de la memoria a largo plazo apetitiva.
Según los científicos la estrategia cerebral es completamente lógica desde el punto de vista evolutivo, ya que el aprendizaje puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte cuando se trata de competir por recursos escasos, pero cuando llega el hambre, la obtencion de comida es prioritaria frente a la preservación de la seguridad.