Un grupo de físicos de la Universidad de Stanford, EE.UU., ha logrado usar azufre como base para el cátodo de baterías.
Esto elimina el problema de la rápida disminución de la limitada capacidad de las actuales baterías a causa de las reiteradas cargas y descargas, como es el caso de las de litio.
Los científicos, encabezados por Yi Cui, diseñaron un prototipo de batería a base de nanopartículas huecas de azufre que cuenta con mayor capacidad y durabilidad que cualquier otra batería convencional de iones de litio.
El litio comenzó a ser usado como batería a fines de 1970 en la Universidad de Oxford, convirtiéndose una importante fuente de energía para los dispositivos móviles de finales del siglo XX. Si bien, sus ventajas son la facilidad de uso, proceso rápido de carga y descarga y un peso relativamente ligero, las baterías de litio son de corta duración en el tiempo ya que pierden su capacidad máxima y además son muy sensibles a la temperatura pudiendo explotar si se sobrecalientan.
El azufre ha generado una permanente atracción para los físicos que desarrollan fuentes de energía. El uso de este mineral puede aumentar en varias veces la capacidad de una batería, algo que en años anteriores se creía imposible a causa de los efectos colaterales como: el crecimiento de los cátodos que provoca la destrucción gradual de la batería y una reducción drástica de su capacidad.
Cui y su equipo lograron neutralizar dichos problemas con el uso de un cátodo construido por esferas huecas microscópicas de azufre cubiertas con polímero. Según los científicos, este descubrimiento ha permitido crear esta superbatería que al transcurrir el tiempo no pierde su capacidad.
Es probable que esta tecnología sirva de base para las baterías de los vehículos eléctricos, entre otros dispositivos.