Volar con la mente. Es el objetivo de un grupo de científicos alemanes, que han diseñado un gorro de piloto con innumerables cables conectados que permite el guiado de un avión con el pensamiento, sin necesidad de tocar en ningún momento los mandos.
El vuelo controlado por el cerebro podría convertirse en una realidad, gracias al trabajo del Instituto de Sistemas de Dinámica de Vuelo Sistema de la Technische Universität München (TUM), dirigido por el equipo del profesor Florian Holzapfel.
"Una visión a largo plazo del proyecto es hacer volar accesible a más personas", explica el ingeniero aeroespacial Tim Fricke , quien encabeza el proyecto en TUM. "Con el control del cerebro, volar, en sí mismo, podría ser más fácil. Esto reduciría la carga de trabajo de los pilotos y de esta manera aumentar la seguridad. Además, los pilotos tendrían más libertad de movimiento para manejar otras tareas manuales en la cabina".
Los científicos ya han tenido éxito en demostrar que el vuelo controlado por el cerebro es realmente posible, con una precisión asombrosa. Siete personas participaron en las pruebas del simulador de vuelo. Había diferentes niveles de experiencia de vuelo, incluyendo una persona sin ninguna experiencia práctica.
Según estos expertos, la precisión con la que estos pilotos de la prueba manejaron los comandos de vuelo con el pensamiento habría sido suficiente para cumplir con los requisitos de un examen para obtener licencia de vuelo.
"Una de las pruebas era ser capaz de seguir ocho de cada diez destinos con una desviación de sólo 10 grados", informa Fricke. Varios de los piloto de prueba lograron la aproximación de aterrizaje bajo la escasa visibilidad. Uno incluso aterrizó a tan sólo unos metros de la línea central.
Los científicos del TUM se centran ahora en particular en cómo deben modificar el sistema para adaptarse al nuevo método de control y la dinámica de vuelo. En un vuelo real, los pilotos sienten resistencia en la dirección y deben ejercer una fuerza significativa cuando las cargas inducidas en la aeronave son demasiado grandes. Esta información se pierde cuando se usa el control cerebral. Los investigadores están buscando por lo tanto métodos alternativos de retroalimentación para indicar cuando el avión es sometido a turbulencias, por ejemplo.
A fin de que los seres humanos y las máquinas se comuniquen, las ondas cerebrales de los pilotos se miden utilizando electrodos de electroencefalografía (EEG) electrodos conectados a un gorro. Un algoritmo desarrollado por científicos del Departamento de Psicología Biológica y Neuroergonomía en el Instituto de Tecnología de Berlín permite que el programa para descifrar los impulsos eléctricos y convertirlos en comandos de control útiles.
Sólo impulsos cerebrales eléctricos muy claramente definidos necesarios para el control son reconocidos por la interfaz del computador.