Cuando el 3 de julio la PDI recibió la orden de analizar un celular IPhone 13 negro, lo único claro era que pertenecía a Danilo Rivas Pulgar, uno de los cinco cabos de la Fuerza Aérea (FACh) detenidos por tráfico de cuatro kilos de ketamina en un avión institucional.
En principio, el análisis forense arrojó lo obvio: decenas de mensajes donde Rivas se coludía con otros camaradas -hoy detenidos y dados de baja- para que una maleta con drogas -disfrazada como una botella de whisky y ropa- viajara a bordo de un Boeing 737 desde Iquique a Santiago.
Sin embargo, buceando en las carpetas de imágenes asociadas a WhatsApp, la Brigada Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado (Brianco) de Iquique descubrió que Rivas no solo traficaba sustancias ilícitas, también las consumía; y que desde de 2022 hasta abril de 2025, un sujeto le ofreció armas para comercializarlas.
En los registros hallados por la policía civil figura una escopeta recortada y tres pistolas semiautomáticas con sus respectivos cargadores.
De las anteriores, eso sí, una llamó particularmente la atención de la PDI: se trata de un arma cuyo alimentador de munición tiene las características de un tambor, el que aumenta la cantidad de balas a disparar.
Según multiples investigaciones dirigidas en contra de agrupaciones delictivas, se ha comprobado que -de hecho- el mencionado cargador es regularmente utilizado en las pistolas glock.
La marca es la preferida del crimen organizado, porque el mecanismo de acción es fácilmente modificable (lo que en el argot delincuencial es conocido como “chipear”) y que un cargador tradicional dispare ráfagas de 10 ó 15 balas en cosa de segundos.
Por ejemplo, esa alta cadencia de tiro quedó registrada en una pericia que realizó la PDI de Arica, en el marco de la investigación en contra de la banda Los Gallegos, una de las facciones del Tren de Aragua.
Personas de la calle
El hallazgo derivó en que Danilo Rivas fuera interrogado por la Fiscalía de Aviación el pasado 7 de julio, donde reconoció que un primo no sanguíneo le hablaba “sobre armamento (...) la verdad no recuerdo qué le respondí”.
“Yo también le pregunté algunas veces por armamento, por curiosidad, pero nunca le compré (...) ni vendí a mis conocidos”, aseguró Rivas en su testimonio, al que accedió Informe Especial.
Asimismo, relató que juntos salían a cazar y que su interlocutor trabaja como mecánico. Según dijo, éste reside en el sur del país, lo visita una vez al año y a veces jugaban "a la pelota” en sus viajes a dicha zona.
Acto seguido, con las fotografías consumiendo marihuana y otras drogas -que constan en el informe de la PDI- no tuvo más opción que confesar.
“Yo sí le puedo reconocer que sí consumí marihuana en el período estival de este año (enero a febrero 2025) y alguna (sic) de esas fotografías sí se puede apreciar marihuana”, dijo.
La fiscalía aérea lo inquirió sobre su pasado, ya que mantiene antecedentes policiales por detenciones.
En ese contexto, Danilo Rivas respondió: “Antes de entrar a la Fuerza Aérea yo tenía de amigos a personas de la ‘calle’ (...)”. Precisamente, esta última palabra quedó entrecomillada y resaltada en su declaración.
Con esta frase, más las fotos, el excabo de la FACh terminó por cerrar una presunción: en la indagatoria que hoy está en manos del Ministerio Público de Iquique, puede haber algo más que drogas.
Los narco-vuelos FACh
Los hechos que abrieron el caso, y que hoy son indagados por el Ministerio Público, ocurrieron la madrugada del 3 de julio pasado, cuando el piloto del Boeing 737 que traía armamento y personal a Santiago, rechazó que una maleta fuera subida al aparato sin que fuera revisada por Aduanas.
El trámite arrojó lo ya conocido. En el interior había cuatro paquetes y una botella de whisky con cuatro kilos de ketamina que, se sospecha, podría estar vinculada al Tren de Aragua.
Los hechos derivaron en la detención de cinco funcionarios -entonces activos- de la FACh, quienes fueron puestos a disposición de la Fiscalía de Aviación y luego procesados por tráfico de drogas en la justicia civil.
Hasta ahora, se trata de los cabos Elías Villalonga, Mauricio Ponce Dinamarca y Danilo Rivas Pulgar -actualmente dados de baja- quienes aparecen como los cabecillas de una red de tráfico de drogas.
Junto a ellos también se encuentran en prisión preventiva los excabos María Fernanda Rebolledo y Rodrigo Silva, quienes de acuerdo a la formalización de la Fiscalía de Tarapacá, serían los partícipes necesarios para que la droga llegara en avión a Santiago.
La voltereta de Ponce
El hallazgo de la droga puso en alerta a las autoridades por la infiltración de la criminalidad organizada en las filas de las Fuerzas Armadas, máxime cuando semanas antes se descubrió lo propio en el Ejército.
De acuerdo a las declaraciones y los informes policiales que constan en la carpeta de investigación, Villalonga sería el líder de la agrupación.
Sus cómplices -con quien habría traficado de la misma forma en tres oportunidades anteriores- son Rivas y Ponce.
Hasta ahora, Villalonga no ha revelado quiénes son los proveedores de la droga, pero se sospecha que provendría de Bolivia.
En el caso ocurrió algo poco usual. El excabo Ponce aseguró en su declaración ante la Fiscalía de Aviación que tomó contacto con un grupo de traficantes en Santiago, particularmente en el Barrio Bellavista.
Cuando el caso quedó en manos del Ministerio Público, Ponce modificó su versión e indicó que todo lo anterior era fruto de su imaginación.