"La casa de los horrores" es el nombre que se le dio a la residencia ubicada en Gloucester, Reino Unido, y en la que una pareja cometió los crímenes más horrorosos: violaciones, torturas y asesinatos, todo esto en las décadas de los años 70 y 80.
¿Los culpables? Fred West, británico nacido en 1941, y su esposa Rosemary Letts, nacida en 1953.
La historia fue dada a conocer en detalle a través de un reportaje del diario español El País, en el que se revelan espelunantes detalles de la vida la pareja inglesa, como de la infancia de West, quien además de tener un padre alcohólico, estuvo expuesto al sexo desde los 12 años por parte de su madre. Además, abusó de su hermana de 12 años, motivo por el cual fue procesado a los 20 años sin mayores consecuencias.
West tuvo un matrimonio fallido con una mujer llamada Rena Costello, con quien tuvieron una hija, Anne Marie, y finalmente en 1969 conoció a Rosemary Letts, dando comienzo a una de las historias policiales más horripilantes del mundo policial.
Desde el diario español aseveran que "Rose", a sus 15 años, ya era una adolescente que contaba con una gran experiencia sexual. Le gustaba la pornografía, "la promiscuidad" y que la miraran al tener relaciones, aspectos que atrajeron a West.
En 1971 tuvieron su primera hija, Heather, y tras considerar que Rena Costello –su primera esposa– y la hija de ella, Charmaine, se habían transformado en un estorbo, las asesinó.
Ya en 1972 se fueron a vivir al número 25 de Cromwell Street, lugar que fue residencia de sus crímenes. Uno de los primeros fue una de las niñeras de sus hijos, Carol, a quien ambos agredieron sexualmente por horas. Si bien ella denunció, la policía la convenció de retirar sus acusaciones de violación.
La hija mayor de West tenía ocho años cuando Fred comenzó a violarla, con la ayuda de Rosemary. Para ese entonces la familia ya había crecido, uniéndose sus nuevos hijos Stephen y Mae, entre otros niños nacidos de relaciones de Rose con otros hombres. A ellos se les obligaba ver pornografía.
Para pagar la hipoteca, la pareja de los West comenzó a alquilar habitaciones, a donde llegaban muchas mujeres en situación vulnerable. Es más, de las nueve víctimas de la pareja, fueron siete las que pasaron por esa residencia.
En 1987, West asesinó a su hija Heather, con ayuda de Rosemary, mintiéndole al resto de sus hijos sobre su paradero.
En 1992, una de las hijas de West confesó que a una de sus amigas que su padre la había violado, acudiendo a la policía. Tras esto, los cinco menores fueron llevados a casas de acogida y Fred fue detenido por violación. La policía, sin embargo, decidió no seguir con la investigación en 1993.
Una detective llamada Hazel Savage fue quien, tras escuchar lo que conversaban los niños, descrubrió que Heather, la primera hija del matrimonio a la que habían asesinado, estaba en el sótano. Cuando encontraron su cuerpo, encontraron más férmures en el lugar.
Los días que siguieron, la policía encontró nueve cuerpos en el sótano de Cromwell Street.
Una de las mayores críticas a este caso es la actuación de la policía y de las autoridades, pues West dejó grandes evidencia de sus crímenes a lo largo de su vida.
Fue en 1995 cuando Fred West se suicidó en la cárcel, cuando esperaba su juicio por 12 asesinatos.