Una matrimonio fue condenado a 14 años de presidio tras no pagar un pollo asado de un establecimiento comercial en Colombia.
Esta es la historia de Sandra del Pilar, mujer de 52 años que cometió el hurto con la intención de alimentar a su hijo, quien se había desmayado por hambre en su colegio.
"Me llaman del colegio del niño y me dicen que el niño se había desmayado, y yo ya sabía por qué: por hambre", indicó a canal City TV.
Debido a esta desesperada situación, la mujer tomó un pollo asado de un local comercial e intentó sustraerlo, siendo sorprendida por los guardias del recinto que la trasladaron hasta un cuarto de seguridad.
Los funcionarios permitieron su libertad tras unas horas, hecho que permitió a Sandra tomar nuevas formas de buscar un apoyo económico en pos de su familia en el barrio Mazurén, al norte de Bogotá.
"Comenzamos a hacer antipasto, empanadas, y darme a conocer por todo Mazurén", relató.
Sin embargo, el éxito cosechado por esta familia no duró mucho, ya que una noche, en medio de un conflicto en el barrio, la policía le solicitaron sus cédulas de identidad a la mujer y a su pareja.
La propia mujer narró cómo los detuvieron tras advertirles: "Tienen un llamado de 13 años y 8 meses".
El procedimiento sorprendió a al mujer, puesto que fue culpada igualmente de usar menores de edad para cometer un robo, siendo ingresada al recinto penitenciario de Buen Pastor, lugar donde se ha mantenido recluida desde hace cuatro años.
Debido a lo anterior, Sandra ha buscado por todos los medios cómo disminuir los años en los que deberá mantenerse tras las rejas, convirtiéndose en docente al interior del penal además de ser defensora de los derechos humanos.
Igualmente, reconoció estar muy preocupada por el estado de salud de su esposo, quien se mantiene internado en el penal La Picota, pudiendo verlo a penas una vez al mes por 50 minutos.
"Cuando el amor es fuerte, es verdadero, hasta las malas cosas las superan, porque no tenía un matrimonio bonito, lo tengo", expresó entre lágrimas la reclusa, asegurando que "si mi esposo sale vivo de la cárcel, es un milagro".
Actualmente, su hijo tiene 17 años y lo que más desea es poder estar con su madre, y tener tiempo de calidad con ella. A sus 52 años, Sandra recalcó que "no va a pasar un solo día en el que luche por mi libertad, porque no se me hace justo que yo esté aquí"