Cada 10 de agosto nuestro país celebra el Día del Minero, una importante festividad para los chilenos y que está relacionada con la historia de San Lorenzo, quien ha sido declarado como el "patrono de los mineros".
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La relevancia de este día se tradujo en la promulgación de la Ley 20.363, que data del 2009, en donde quedó oficialmente instaurado "el 10 de agosto de cada año como el 'Día del Minero'".
Este 2023, incluso, la Cámara de Diputadas y Diputados y el Senado aprobaron que el jueves 10 se declarara feriado en la región de Tarapacá, con motivo de la fiesta religiosa de San Lorenzo, y en la región de Atacama, con ocasión del Día del Minero.
Esta festividad cuenta con miles de visitantes al año en ambas regiones y se ha transformado en una parte especial de la tradición y cultura de esta zona. ¿Te interesan sus orígenes? Te los contamos:
Día del Minero: ¿cuál es el origen de la fiesta de San Lorenzo?
Esta celebración tuvo origen en España y conmemora el martirio y la muerte de San Lorenzo, quien tuvo a su cargo la administración de los bienes de la Iglesia Católica durante el papado de Sixto II.
Durante el mandato del emperador Valeriano se inició una fuerte persecución contra los cristianos, quien le ordenó a Lorenzo entregarle todos los bienes de la Iglesia.
Fue el 10 de agosto del año 258 en que Lorenzo reunió a todas las viudas, pobres, huérfanos e inválidos, porque ellos "eran los verdaderos tesoros de la Iglesia". El emperador Valeriano, molesto, mandó quemarlo hasta su muerte.
A Chile la celebración llegó en la época de la conquista española y comenzó a ser festejada en el territorio que hoy corresponde a la región de Tarapacá. Desde el siglo XVIII, los mineros de la región celebran la "Fiesta de la Trascendencia a lo Espiritual" de San Lorenzo.
En los años del auge del salitre, además, surgió la tradicional peregrinación a Tarapacá el 10 de agosto, con la que miles de personas devotas se congregaban en su nombre.
Cabe mencionar que se dice que los mineros lo tomaron como su patrono por el hecho de haber escondido bajo tierra —y nunca revelar— en dónde estaban los bienes materiales.