Paulo Peña, uno de los padres afectados por el insólito intercambio de bebés fallecidos en el Hospital de Los Ángeles, relató el duro momento en que se enteró de que habían enterrado a un hijo que no era el suyo.
Cabe recordar que esto comenzó el pasado viernes, cuando dos familias acudieron al centro médico para dar a luz. Se trataba de Josefa, una niña con síndrome de Potter detectado en agosto, y Mateo, un niño que nació con solo cinco meses de gestación. Ambos bebés murieron poco después de nacer.
No obstante, lo más doloroso vendría dos días después, cuando una funeraria acudió al hospital para retirar el cuerpo de Josefa y descubrieron que los restos que se les estaban entregando no correspondían a la niña.
"Nosotros veníamos a buscar a Josefa y el que estaba ahí era un varoncito", detalló Mónica González, trabajadora de la funeraria Lorca.
En ese momento, el hospital les informó que el cuerpo de su hija había sido entregado a otra familia en Mulchén, que en ese instante se encontraba dándole sepultura en el cementerio. Tras esto, los padres decidieron contactarse inmediatamente con ellos.
"Nos llama la mamá de Josefa diciendo que habíamos sepultado a un hijo que no era de nosotros (…) siento rabia e impotencia, porque supuestamente mi hijo lo tendría que haber tenido sepultado, ahora voy a tener que hacer todo de nuevo", expresó Peña.
Este lunes, ambas familias se reunieron en el cementerio de Mulchén para realizar la exhumación de los restos del bebé. Las víctimas afirman que tomarán acciones legales para descubrir a los responsables del error.
Por su parte, Rolando Díaz, abogado del hospital, aseveró que el intercambio fue un "error excepcional".
"Se va a instruir un sumario administrativo para investigar los hechos y esclarecer a los eventuales responsables", sostuvo.
