Aunque la práctica regular de ejercicio es esencial para una vida saludable, hacerlo sin supervisión médica cuando se padece obesidad puede acarrear riesgos importantes para la salud.
En Latinoamérica, donde más del 60% de la población adulta presenta exceso de peso y Chile lidera las estadísticas regionales de obesidad, la recomendación de "hacer deporte" necesita ser matizada y adaptada a cada caso.
En virtud de lo anterior, el doctor José María Cortés, cirujano bariátrico de Clínica Rennat, explicó que "uno de los errores más comunes es pensar que cualquier tipo de actividad física es automáticamente buena".
"En pacientes con obesidad, ejercicios de alto impacto pueden dañar articulaciones, agravar problemas respiratorios o incluso poner en riesgo el corazón si no hay una evaluación médica previa", agregó.
Según la Encuesta Nacional de Salud en Chile, el 34,4% de los adultos vive con obesidad, y un 74% tiene sobrepeso u obesidad. Estas cifras, que han ido en aumento sostenido durante las últimas décadas, se reflejan en el incremento de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión y apnea del sueño.
Bajo este contexto, para Cortés, el ejercicio debe ser parte de un enfoque integral y progresivo.
"Antes de empezar una rutina de entrenamiento, las personas con obesidad deberían someterse a una evaluación médica y, de ser necesario, a un programa de acondicionamiento personalizado que contemple su estado físico real. De lo contrario, el deporte, en vez de ser aliado, puede convertirse en un detonante de lesiones o eventos cardiovasculares", advirtió.
El especialista enfatizó que una intervención médica temprana, que incluya cambios de hábitos, seguimiento nutricional y, en ciertos casos, cirugía bariátrica, puede ser la mejor forma de preparar al cuerpo para una vida físicamente activa y saludable.
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