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Silva Henríquez estimó que “el gobierno actual no es verdaderamente un gobierno marxista".

Paz Fernandez

Lunes 3 de septiembre de 1973

TURIN, ITALIA (AFP) - El Cardenal chileno Raúl Silva Henríquez estimó  que “el gobierno actual no es verdaderamente un gobierno marxista”, en su primera declaración desde el acceso al poder del Presidente Allende concedida aquí al diario “La Gazzetta del Popolo”.

“Es un gobierno formado por diversos partidos que tienen por objetivo la preparación del país al socialismo. Es por esto que en este gobierno existen situaciones que no se dan en ningún otro régimen marxista”, agregó el Cardenal, considerado por el diario cristiano demócrata de Turín como el Cardenal Rojo de América Latina.

Señaló el Cardenal chileno que “había trabajado para llegar a un diálogo entre la Democracia Cristiana y el Gobierno en un momento sumamente difícil para la vida del país. No hemos impuesto condición alguna en cuanto a la forma de ese diálogo y no podemos ser responsables por consiguiente,  de los resultados”, agregó.

-Lo único que hemos deseado, señaló, es que en un momento grave la iglesia chilena cumpla su misión de paz.

Sostuvo también que está posición de la iglesia despertó esperanzas en gran parte de la población. Destacó a continuación que en el régimen político chileno, la iglesia católica disfruta de plena libertad de acción, lo que no es aceptado por extremistas de derecha o izquierda.

“El deber de la iglesia chilena es servir a la comunidad tratando de influir en todo momento para que los cambios de estructura se realicen pacíficamente y para evitar enfrentamientos que serán desastrosos”, manifestó.

Se refirió el Cardenal Silva Henríquez a los sacerdotes que manifiestan abiertamente su simpatía por el marxismo, y dijo “que el marxismo no era la única solución para los problemas de América del Sur y que ellos (los sacerdotes) habían elegido una vía que no era la mejor, haciéndoles renunciar de hecho al cristianismo”.

Precisó, acto seguido, el Cardenal que “la iglesia no había influido de modo alguno en el voto de la Democracia Cristiana y que había confiado en sus hijos a quienes incumbía esa decisión.

Aludió finalmente el prelado a su declaración de hace dos años según la cual “había más valores evangélicos en el socialismo que en el capitalismo y precisó, a la luz de los últimos acontecimientos que “creía ahora en un socialismo evangélico un socialismo que no sea de tipo marxista y que contraste con el egoísmo en que se apoya el capitalismo”.