En extrañas circunstancias falleció Eloy Railef Pozo, de 18 años, mientras paseaba en bicicleta por un parque de la ciudad de Sidney, Australia, y ahora su madre Natalia Pozo Rojas solicita ayuda monetaria para costear la investigación y repatriar el cuerpo de su hijo a Chile.
Ambos llegaron al continente oceánico el pasado 29 de febrero del presente año con la intención de estudiar inglés y, eventualmente, buscar nuevas oportunidades laborales y en educación.
"Mi hijo salió de cuarto medio y decidimos venirnos un año con visa de estudiante. Si las cosas se daban bien, el plan era alargar el viaje", contó Natalia Pozo en conversación con Las Últimas Noticias.
Una vez estando en Australia, tanto la madre como su hijo comenzaron a desempeñarse como house-keeping, es decir, desarrollaban labores de limpieza y orden mientras realizaban un curso de inglés.
Todo iba bien hasta el 4 de agosto, momento en que inició la pesadilla para la joven madre de 36 años. "Mi hijo salió a andar en bicicleta a las tres de la tarde del 4 de agosto. A las 10 de la noche, como no llegaba, llamé a la policía y me notificaron que lo encontraron fallecido en un parque. Esa es la única información que tengo. En su acta de defunción sólo sale su nombre. No hay causa ni hora de muerte", sostuvo.
La mujer pidió ayuda al Condultado de Sidney para buscar extender su visa y eventualmente poder costear la repatriación del cuerpo de Eloy. Sin embargo, asegura haber recibido malos tratos, burlas e incluso agresiones por parte de funcionarios, entre ellos, el cónsul Sebastián Canales.
"Mi visa vence este domingo 13, yo necesito quedarme más tiempo hasta saber qué le pasó a Eloy. La investigación policial demora seis meses. Faltan cuatro para tener el resultado. No tengo dinero para pagar un abogado", explicó Natalia.
Actuamente, la mujer vive una fuerte depresión que le impide trabajar y generar dinero para costear su estadía en Australia.
"No me da para trabajar. A veces cuido perritos. No quiero hacer nada. Ni comer ni ducharme. Increíblemente me siento apoyada por la policía australiana. Viene una vez por semana a ver cómo estoy. Si tengo comida. Una trabajadora social me llama otros dos días y cada 15 días me citan para contarme cómo va la investigación", relató.
"Yo sigo viviendo en el departamento que arrendamos juntos. Semanalmente pago 500 dólares (alrededor de 314 mil pesos chilenos). Tal vez debería irme a una pieza, pero no puedo. Tengo todas sus cosas, duermo en su lado de la cama. Prefiero vivir en la fantasía que en cualquier momento él va a abrir la puerta. Soy madre soltera, siempre hemos sido él y yo", concluyó.