En la última década cerca de 40 mil personas han estado privadas de libertad injustamente en Chile. En un nuevo capítulo de Informe 24, el equipo conversó con una mujer que fue condenada pese a ser inocente.
Se trata de Felicinda Palma, quien en 2008 se acercó hasta un cuartel de la PDI para informar un robo en su casa, sin embargo, después no pudo retirarse del cuartel. "Me dicen 'sabe que usted no se puede retirar del recinto', yo le digo pero por qué, y me dice 'porque usted tiene una orden pendiente'", comentó la mujer afectada.
El detective de ese entonces le explicó que tenía una orden de detención por el delito de receptación registrado en la región de Coquimbo el 2005. Ante esto, Felicinda sospechó de su hermana, quien tenía un amplio prontuario policial y que, además, no era la primera vez que daba su nombre y rut al momento de ser detenida.
"Llegó mi hermano mayor y entró y habló con el inspector y le dice que cómo se le ocurría, que había un error, que yo no tenía nada que ver en esto, tenía una hermana que estaba en la droga y que estaba haciendo cosas, en eso el inspector se enojó, me tomó y me esposó", agregó Felicinda, quien posteriormente fue trasladada a Illapel.
"Lloraba, pensaba en todo lo que me había pasado, todo lo que había vivido, porque llegué a la cárcel de muejeres y me sacaron fotos, igual que un delincuente", relató. Tras su detención, Felicinda fue derivada a una audiencia donde fue condenada por la causa que, supuestamente, estaba pendiente. Sin embargo, era su hermana la que originalmente había sido formalizada.
Ante esto, Felicinda detalló que "en ese momento cuando el juez dice que yo era condenada a 30 días de presidio y un año sin cargos públicos, entonces me puse a llorar porque no entendía, no sabía que iba a pasar".
SU CONDENA EN LA CÁRCEL Y LA MARCA EN SU VIDA
Finalmente Felicinda, estuvo tres días en la cárcel y obtuvo su libertad. No obstante, sus antecedentes quedaron marcados pese a su inocencia.
"Mi hija terminó su cuarto medio, pero no pudo seguir estudiando por el asunto de que no había tiempo, no había plata. No tuve para mis hijos, la gente incluso acá mismo cuando llegué, personas me gritaban que había estado presa", comentó la mujer.
Para enfrentar los prejuicios, Felicinda decidió limpiar su nombre y puso una denuncia contra su hermana por usurpación de identidad, la cual fue acogida, pero fue absuelta recién en 2011: "Yo soy pobre y digo por qué la gente que tiene plata o los delincuentes salen libres como si nada".
Además en 2017 demandó al Estado y logró ser indemnizada por daño moral, pero a pesar de todo, Felicinda asegura que todavía no puede cerrar esta etapa en su vida. "A mí la plata no me importaba, aunque no me hubieran pagado un peso, yo me hubiese conformado y hubiera cerrado todo esto con que Carabineros me dijeran nosotros también nos equivocamos, cometimos un error, eso hubiera sido lo mejor para mí", señaló.