En su 36° versión, el Premio Miguel de Cervantes fue otorgado al chileno Nicanor Parra, tras más de 70 años de gran categoría literaria.
La ceremonia, efectuada en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá, tuvo la presencia del nieto del antipoeta, Cristóbal Ugarte, quien fue en representación del poeta. Además, diversas autoridades asistieron a la premiación, entre ellas el Príncipe de Asturias, los ex ministros Luciano Cruz-Coke y Alfredo Moreno, además de Colombina, hija del escritor.
El propio Ugarte leyó un discurso de poco más de 10 minutos elaborado por Parra. El texto se inició con un requerimiento de prórroga por parte del literato, argumentando que únicamente en un año podría escribir un discurso "medianamente plausible".
El escrito denotó las capacidades y técnicas narrativas que caracterizan a Parra, quien pudo pasar en segundos de un análisis de Cervantes a una comparación que provoque risas.
Precisamente fue esa una de las cosas que más llamó la atención del público oyente, que rió cuando el nieto leyó: "¿Que si me esperaba el premio? No, los premios son para los espíritus libres y los amigos del jurado".
Entre medio, la lectura de Ugarte integró poemas y antipoemas de Parra, quien reconoce a estos últimos como los trabajos que le hicieron merecedor del "Nobel de las letras hispanas".
El discurso en sí concluyó con una oración relacionada al posible merecimiento de la distinción por parte del hermano de Violeta Parra. "¿Se considera usted merecedor al Premio Cervantes? Claro que sí. ¿Por qué? Por un libro que estoy a punto de escribir", sentenció el familiar del narrador, ocasionando nuevamente la alegría de los presentes.