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Ciudad y Transporte

Ciudades esponja: resiliencia hídrica para las ciudades

¿Quién no ha fantaseado, caminando por la ciudad, con poder cambiar los grandes pastelones de cemento por pasto o tierra fresca?

Daniela Marshall

Miércoles 28 de febrero de 2024

Es precisamente esa idea la que tuvieron un grupo de habitantes de la ciudad de Portland, Estados Unidos, cuando fundaron el grupo Depave en el año 2008. La iniciativa nace desde la preocupación por los efectos de grandes áreas pavimentadas, lo que comenzó un movimiento donde grupos de personas se juntaran para lo que ellos llaman “liberar la tierra”, que consiste en levantar los grandes pastelones de material duro que no son necesarios para la infraestructura urbana e ir reemplazándolos por la superficie permeable que yace bajo ellos.

La idea del despavimentado, a veces conocido también como descalzo, es simple: reemplazar la mayor cantidad posible de concreto, asfalto y otras formas de paisajismo duro con plantas y tierra. La premisa de la iniciativa de Depave es que la eliminación del pavimento permitiría que el agua penetre en el suelo, lo que podría reducir las inundaciones en épocas de fuertes lluvias al no interferir en el ciclo natural del agua, logrando una gestión hídrica sostenible con sistemas de drenaje urbano que permiten absorber, retener y depurar el agua, avanzando en el camino para ser “ciudades esponja”

¿Qué son las ciudades esponja?

Para gestionar de forma sostenible los recursos hídricos, han surgido ideas como las "ciudades esponja", un proyecto que posibilita a los núcleos urbanos almacenar y purificar el agua residual, implementando sistemas de drenaje sostenible para absorber, retener y depurar el agua de lluvia.

El concepto, ideado por el arquitecto paisajista chino Yu Kongjian, se fundamenta en la noción de que el agua en sectores urbanos debe ser manejada como una esponja, potenciando la capacidad de los suelos empleando recursos naturales como la vegetación y las superficies permeables para absorber las precipitaciones, prevenir las inundaciones y fomentar la recarga de las aguas subterráneas.

El potencial de las llamadas “ciudades esponja” es enorme. La posibilidad de reducir las superficies duras que sean innecesarias y reemplazarlas por vegetación no solo tiene efectos para las napas subterráneas, sino que también para las personas: se puede aumentar la sombra, colaborando con proteger a las ciudades de las temperaturas extremas, además de mejorar la calidad de vida por el impacto que tienen las áreas verdes en la salud mental de las personas.

Otro beneficio que presentan las ciudades esponja es la capacidad de retener más agua en los ríos, la vegetación y el suelo en lugar de perderla por evaporación, lo que significa que son más resistentes a la sequía. Las formas naturales de absorber el agua urbana son aproximadamente un 50% más asequibles que las soluciones creadas por el hombre y un 28% más efectivas, según una investigación anterior de la firma mundial de diseño sostenible Arup y el Foro Económico Mundial.

¿Cuál es el futuro de las ciudades esponja?

La esponjosidad de una ciudad refleja también su resiliencia, pero no se mide de una forma fija y hay muchas formas de avanzar hacia convertirse en una. Algunos de los elementos utilizados en el modelo de ‘ciudades esponja’ son humedales construidos, vías verdes, paredes vegetales y pavimentos permeables, entre otros más tradicionales como más parques, árboles y zonas verdes, en un esfuerzo para aumentar la capacidad de absorción de una ciudad y hacerla más resistente a las inundaciones y las sequías.

En la actualidad, es una meta común ir agregando espacios verdes para aumentar la resiliencia de las ciudades y brindar otros beneficios, desde aire más limpio hasta hábitats para la vida silvestre y lugares para escapar del calor del verano. En este sentido, las ciudades de todo el mundo tendrán que volverse más esponjosas, no menos, si quieren adaptarse al cambio climático y mitigar sus consecuencias.