Ante la amenaza de una enfermedad potencialmente grave, es esperable que se despierten temores, pensamientos persecutorios y angustias de sobreviviencia. La amenaza a la salud hace que las personas se den cuenta que tan preparadas están para afrontar adversidades en el plano individual, familiar y social. En este sentido disponer de factores de protección hará la diferencia entre un comprensible estrés pasajero o el desencadenamiento de un cuadro psicopatológico.
La psicóloga Javiera Donoso, especialista en reparación emocional y temáticas de autocuidado y autoestima, explica cuáles son los efectos de la crisis sanitaria mundial en la salud mental de la población.
1-Conflictos psicológicos y cuadros clínicos: Es común la proliferación de sintomatología asociada al estrés, aumento y agravamiento de cuadros ansioso-depresivos preexistentes, trastornos de alimentación, abuso de alcohol y sustancias, paranoia u miedo al contagio que mantiene en estado de alerta constante. “Es importante a modo de prevención desarrollar la autoobservación, mantener cercanía con vínculos de apoyo y consultar con un profesional de la salud mental en caso de requerirlo.” Recomienda Javiera Donoso y agrega: “La gran mayoría de las atenciones clínicas profesionales se están realizando vía online durante esta época e incluso existen profesionales que están ofreciendo atención en crisis gratuita.”
2. Se pueden acrecentar los conflictos que tenías con tu pareja o familia: Debido a que estamos expuestos a situaciones de estrés y aislamiento, pueden aumentar los problemas interpersonales que se develan ante la crisis y de los cuales ya no podemos "huir". También puede ocurrir la reanimación de antiguas diferencias que se suponían superadas, no obstante, sólo estaban amortizadas por la distancia propia de la dinámica ajetreada del cotidiano. “Es aconsejable establecer rutinas que otorguen estabilidad y seguridad, incluir diversidad en las actividades por ejemplo momentos de orden y aseo, otros de dialogo y juego, algunos de lectura, etc. De este modo podremos generar un estado de bienestar. La comunicación con las personas que convivimos es crucial, como un modo de aliviar tensiones y llegar a acuerdos”. Explica la especialista.
3. Los chilenos tenemos una doble preocupación: Javiera Donoso enfatiza que el contexto de crisis socio-politica que vive nuestro país aumenta las condiciones de estrés e incertidumbre para enfrentar la pandemia. “Independiente de las preferencias ideológicas y del lugar socioeconómico de cada persona, en Chile se vive un clima de tensión e incertidumbre sobre el cual el efecto del coronavirus viene a superponerse”. Esto hace que la situación actual sea muy compleja para la ciudadanía y las autoridades.
Los efectos negativos de una cuarentena
La cuarentena nos ofrece ambivalencia; mientras por una parte nos cuida del contagio, por otra nos mantiene aislados y con miedo a un futuro poco claro. Esto nos puede generar angustia y desesperanza. “Al estar en cuarentena, nos enfrentamos al desafío de una convivencia familiar 24/7 que no es fácil, ya que todos los miembros están estresados y sobre exigidos. Por lo que sólo podemos salir airosos, tomando con responsabilidad nuestro cuidado psicológico y el de nuestros vínculos”. Aconseja la psicóloga.
Javiera Donoso, plantea que especialmente en aquellos casos donde existen antecedentes de cuadros psicopatológicos previos y en aquellas familias donde la vulnerabilidad es mayor (desde el punto de vista económico, social y mental). Las condiciones de aislamiento son un factor de riesgo. “Sugiero que a las personas -en particular mujeres- expuestas a dinámicas de violencia, a mantenerse en contacto telefónico con su círculo cercano fuera de casa y disponer de los números de emergencia y apoyo profesional de la red pública o privada en caso de requerirlos”.
Finalmente la especialista en reparación emocional y temáticas de autocuidado y autoestima, señala que ante tanto factor de riesgo, es necesario que tanto nosotros como el Estado, seamos conscientes de la importancia de cuidar la salud mental la población. “Es preciso apelar a los valores que pueden hacer de esta crisis una oportunidad de actualizar nuestro modelo de sociedad vigente, en lugar de una catástrofe de proporciones. Apelemos a la responsabilidad y el cuidado mutuo, la solidaridad, cooperación y sensibilidad ante la vulnerabilidad humana”. Concluye Javiera Donoso.