Lo que usualmente es un trabajo de años, producto de la pandemia se ha transformado en una carrera contra el tiempo debido a las condiciones que tienen al planeta sumergido en una crisis sanitaria que ya superó el millón de muertos hace unas semanas.
Es en ese sentido que existen varias alternativas de vacunas que se encuentran en etapas avanzadas de desarrollo, se encuentran las vacunas de los laboratorios Oxford y Janssen que funcionan a través de un vector viral, mientras que las de Moderna y Pfizer, la fórmula se constituye de una modificación del ARN y por último se encuentra la vacuna desarrollada por Sinovac, funciona con el virus inactivo.
Las formulaciones que funcionan con ARN, inyectan "instrucciones" para que nuestras células produzcan SARS-Cov-2, que no nos hacen enfermar, pero que ponen en alerta nuestro sistema inmune, es decir, se levanta una alerta antiviral de nuestro organismo.
De igual modo, uno de los principales problemas que cuentan estas formulaciones desarrolladas principalmente por Moderna y Pfizer, necesitan mantenerse a una temperatura extremadamente baja, entre -20° y -70° Celsius.
Según explicó el doctor Pablo González, investigador del IMMI y académico de la Universidad Católica, "las vacunas en base a ARN, tienen la particularidad de que deben ser almacenadas y transportadas a muy baja temperatura, ya que las temperaturas ambientales tienden a degradar este tipo de moléculas y por tanto, comprometen la integridad de este tipo de vacunas (...) esto plantea desafíos importantes para regiones que no tienen capacidad de refrigeración y que mantienen temperaturas elevadas".
González agregó que "por tanto, una vacuna que sea estable a temperatura ambiente, sería altamente deseable, para poder abastecer estas regiones mundiales".
En tanto, las formulaciones hechas con vector viral, desarrollada principalmente por Janssen y Oxford, el cual va al interior de otro virus, convirtiéndose en una especie de "Caballo de Troya". Una vez se suministra la vacuna, ingresa un adenovirus el cual ha sido modificado genéticamente para que no se replique y a la vez, codifique elementos del nuevo coronavirus.
Este tipo de formulaciones, al ser inoculadas en el paciente, hacen que las células que reciben la vacuna produzca la proteína del SARS-Cov-2, la cual puede ser reconocida por nuestro sistema inmune, generando una respuesta que puede protegernos.
Por último, en el caso del virus inactivado desarrollado principalmente por Sinovac, implica que el virus SARS-Cov-2 se "apaga", sin poder replicarse, pero se mantiene intacto en sus características para que el sistema inmune pueda reconocerlo, teniendo la particularidad que no es infeccioso para el paciente.
De los laboratorios mencionados, nuestro país cuenta con acuerdos comerciales con las tres plataformas de vacunas, las cuales a pesar del anuncio de esta semana de Pfizer, en donde señalaron que sus resultados son prometedores, no quita que el resto de los laboratorios sigan con sus investigaciones, teniendo diferente tipos de respuestas para este hacer frente al COVID-19.