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Nuevo estudio sugiere que el COVID-19 es menos letal de lo que se cree

Según un estudio realizado por la Universidad de Stanford, la cantidad real de personas contagiadas es mucho mayor a la conocida. Sin embargo, varios desarrollan anticuerpos, e incluso ni se enteran que padecen la enfermedad hasta superarla.

24Horas.cl Tvn

Miércoles 31 de diciembre de 1969

 

Pese a las miles de víctimas fatales alrededor del mundo por el COVID-19, un grupo de expertos de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) postula que la tasa de mortalidad del virus en realidad no sería tan alta ya que los casos conocidos son probablemente sólo una pequeña porción del número real de infectados.

Según una columna de Andrew Bogan publicada en The Wall Street Journal, los científicos estudiaron la seroprevalencia (manifestación general de una enfermedad dentro de una población definida) en el condado de Santa Clara (California), durante el 3 y 4 de abril.

 

El condado alberga a unos dos millones de personas en el corazón del Valle del Silicio, incluyendo San José, la tercera ciudad más grande del estado y tiene el mayor número conocido de casos en el norte de California.

Es así como los investigadores lograron constatar que el porcentaje de infecciones era muy superior a los 1.000 casos positivos conocidos en el condado en el momento del estudio. Los resultados preliminares estiman que entre el 2,5% y el 4,2% de los residentes del condado tienen anticuerpos contra el virus, lo que se traduce en 48.000 a 81.000 infecciones, 50 a 85 veces más que el número de casos conocidos.

Entre las conclusiones que se pueden desprender, es que la gran mayoría de las personas que contraen la enfermedad se recuperan sin saber que están infectados, y que la tasa de mortalidad por infección en los Estados Unidos puede ser de una magnitud muy inferior a lo que las autoridades habían asumido.

De acuerdo a estos datos, los autores del estudio estiman que en el condado de Santa Clara la verdadera tasa de mortalidad por infección se encuentra en algún punto entre el 0,12% y el 0,2%, y no entre el 1% y el 3%. Esto ubica la variación mucho más cerca de la gripe estacional que de las estimaciones originales.

Científicos dan nueva hipótesis sobre cuándo y donde se originó el COVID-19

Un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge reveló una nueva hipótesis respecto al origen de la cepa Sars-CoV-2, conocida mundialmente como COVID-19, señalando que nació en septiembre pasado y que no fue en la ciudad de Wuhan (China), sino que dos mil kilómetros al sur de esta zona en la provincia de Yunnan.

Según los analistas ingleses, la explicación es que el virus mutó desde su génesis hasta ahora y permaneció animales o humano durante varios meses sin infectar.

El genetista de dicha universidad de Inglaterra, Peter Forster, emitió un informe donde sostuvo que "el virus puede haber mutado en su forma final ‘eficiente humanamente’ hace meses, pero permaneció dentro de un murciélago u otro animal -o incluso humanos- durante varios meses sin infectar a otras personas".

 

Esta información es parte del ensayo presentado por la revista de Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias y reproducido por South China Morning Post, donde incluso detallan que el virus “comenzó a infectar y a esparcirse entre humanos entre el 13 de septiembre y el 7 de diciembre”.

Junto con rastrear al "paciente cero", los investigadores intentaron reconstruir el primer brote, aunque las muestras iniciales de un informe anterior limitaron su capacidad de lograrlo. No obstante, en su nuevo ensayo sumaron mil secuencias completas del genoma de las cepas que recolectaron científicos de todo el mundo.

Gracias a este procedimiento, descubrieron que el Sars-CoV-2 tiene un 96% de coincidencia genética idéntica con un virus proveniente de murciélagos aislados por científicos chinos en la provincia sureña de Yunnan, en 2013, casi dos mil kilómetros de Wuhan.

De hecho, dejan entrever que el virus pudo estar esparciéndose durante años sin causar ningún daño, hasta su transformación actual.