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65 años del 'Maracanazo': Las consecuencias del fatídico día para el fútbol brasileño

El 17 de julio de 1950 comenzaron una serie de modificaciones radicales en el fútbol brasileño, llegando incluso a cambiar para siempre el color de la camiseta.

Sebastián Mora

Viernes 17 de julio de 2015

El pasado 16 de julio, se cumplieron 65 años de una de las más grandes hazañas que ha dado el fútbol a través de la historia: el 'Maracanazo'.

Prácticamente todo el mundo fanático de este deporte saben que el gol de Alcides Ghiggia decretó el sorpresivo 1 a 2 a favor de Uruguay, que venció al local Brasil en la final del Mundial de 1950.

Sin embargo, este hecho dejó drásticas consecuencias y curiosidades que se mantendrán por la eternidad:

MURIÓ EN EL ANIVERSARIO

Este jueves se supo del fallecimiento de Ghiggia a los 88 años tras sufrir un paro cardíaco, justo cuando se cumplía un nuevo aniversario de que convirtiera el gol que decretó la epopeya charrúa.

"Al Maracaná lo silenciaron tres personas: el Papa, Frank Sinatra y yo", es la icónica frase del desaparecido futbolista,  quien será recordado por siempre.

SUICIDIO MASIVO

Cuentan las crónicas brasileñas que tras el pitazo final, la desolación en el país fue total, llegando incluso a la presencia de suicidios masivos en la población.

Asimismo, los 200 mil asistentes en el estadio quedaron atónitos mientras presenciaban la primera -y una de las más dolorosas- derrotas en su balonpié.

CAMBIO DE CAMISETA

Por ese entonces, la 'Verdeamarela' no era tal.

Brasil jugaba entero de blanco, indumentaria que cambió luego de aquel campeonato del mundo. Fue tal el impacto del resultado, que desde la nación catalogaron como una maldición el color, por lo que se decidió que nuca más se ocuparía ese tono. De hecho, se llamó a un concurso para dilucidar la nueva equipación, llegando a los colores que conocemos hoy en día.

EL MARACANÁ ES CELESTE

La confianza en el local era total aquel 16 de julio, por lo que se decidió que las gradas se pintarían del color de la nación campeona.

No obstante, fuera de todo pronóstico, las autoridades locales vieron cómo en la cancha se consumaba la 'tragedia deportiva' que incluso tomó ribetes estéticos.

Hasta el día de hoy, con mayor o menor cantidad de matices, el Maracaná se mantiene pintado de color celeste.