La llegada del NEC de Holanda al área del Utrecht parecía haber sido neutralizada por la defensa.
Pero la tranquilidad duró poquísimo, porque Robbin Ruiter, el arquero, teniendo el balón contenido, no esperó a que salieran todos los jugadores del área para despejar el balón al campo contrario.
Pecó de confianza. Dejó el balón en el piso y de un momento a otro, un delantero del equipo contrario aprovechó el descuido, le robó el balón y con un preciso pase a un compañero, permitió que el NEC convierte un gol.
Increíble.