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Cristiano, te entiendo

Revisa la columna de Cecilia Lagos, periodista de 24 Horas Deportes sobre el bullado caso de Cristiano Ronaldo.

Alonso Sanchez

Miércoles 5 de septiembre de 2012

La revelación cayó como un rayo brutal en unpaisaje que nadie hubiera imaginado. El mundo se pregunta, unaparte del periodismo y los futbolistas se burla cruelmente y laotra teoriza. Cristiano Ronaldo, la gran estrella mundial, elgoleador portugués del Real Madrid no celebró sus dos goles frenteal Granada y sacó su verdad: "Estoy triste".

Yo también intuyo yteorizo, claro.

Amado por muchos y (siento que) odiado por más, consu reciente descargo, Cristiano parece estar en un punto deinflexión en su vida, en el portal de una enorme lección queaparenta estar haciéndolo tocar fondo a pesar de tener toda laprosperidad que un ser humano puede soñar conseguir. El problema esque son obtenciones externas: Si esos goles y esos millones no loestán llenando es porque no le consiguen el cariño y reconocimientoque pide a gritos. El portugués está frente a su muy propiarevolución interna: Dejar de darle importancia, de contestar yreaccionar a las comparaciones, las burlas y el bullying de losperiodistas y los hinchas. Eso por afuera. Y por adentro, dejar deautocompararse y de condicionar su paz y su felicidad a laaceptación y reconocimiento de los demás.

Si me permiten, despuésde la eliminación de Portugal frente a España en la Eurocopa,cuando Cristiano quedó sin patear su penal y por enésima vez lellovieron las burlas, escribí esto para el sitio web español ElDiario Fénix. Tres meses más tarde, parece cobrar más sentido quenunca:

"Si no son las eternas comparaciones con Messi, es que semira en la pantalla del marcador. Si no, es su peinado o elproducto que usa para peinarse. Y si no, es porque lo juzgan devanidoso y arrogante o porque no puede definir una opción de golclara al final de un partido… El tema es siempre es acosarlo,hacerle la vida imposible y no encontrarle nada bueno, haga lo quehaga.

Puede que en efecto a Cristiano le falten cosas específicaspara ser igual o mejor que Messi, pero es el que está más cerca deél. Y ninguna de sus actitudes dentro o fuera de la canchajustifican la infinita cantidad de odio que uno ve día a día ir yvenir en contra suya, tanto de hinchas o personas comunes ycorrientes como —lo que es peor— de Periodistas e incluso medios decomunicación establecidos.

Por ejemplo, después de la eliminaciónde Portugal por penales frente a España por la Eurocopa, la cuentade Twitter del sitio Canchallena.com perteneciente al diario LaNación de Argentina publicó lo siguiente:

'Informan desde Ucraniaque Cristiano Ronaldo convenció a los jueces y, en minutos, patearáSU penal, para intentar que Portugal termine 3-4.'

(…)

Entonces asíel negocio es muy fácil: 'Acoso, critico y comparo a Cristianohasta cansarme, con eso hago que me responda mal y a la defensiva,vendo grandes titulares con su 'mala actitud' y lo vuelvo areventar por contestarme mal'. Los medios lo han condicionado avivir a la defensiva y a él se le hace difícil elegir otra manerade reaccionar.

Porque si Cristiano Ronaldo hace la 'espaldinha' esun engreído, irrespetuoso con sus colegas y un mal nacido, pero siese mismo lujo lo hace Messi, es una señal divina, es Dios en laTierra, es el salvador de la humanidad. Por favor...

Elhostigamiento cansa y revienta a cualquier ser humano que lo viva ypor lo mismo, quizás la única herramienta reaccionaria que conozcaCristiano frente a semejante hostilidad, sea esa arrogancia que noes más que su mecanismo de defensa para gritarles a todosdesesperadamente: "¡Hasta cuándo! ¡Respétenme!", pidiendo que lodejen de basurear como si no tuviera talento.

¿Qué más puede hacersi aunque sea campeón con su equipo, o se corone Pichichi de laLiga batiendo un récord, no le reconocen nada?".

Al principio de laEuro, Cristiano ya había "pisado el palito" cuando los medios levolvieron a sacar por enésima vez a Messi y él contestó que habíasido eliminado con su selección en la Copa América.

Cuidado, nodigo que esté bien, pero lo comprendo perfectamente. sólo pónganseen su lugar un momento y vean que es un ser humano, como cualquierotro. Los millones o la fama no lo hacen un extraterrestre, y desdeesa humanidad, Cristiano reacciona desde una profunda herida, desdeel inevitable "de qué me sirve ser tan talentoso si nadie mequiere".

Ahora bien, nunca podrá encontrar ese amor yreconocimiento afuera, si no parte encontrando la felicidad dentrosuyo. Porque ese egocentrismo no es más que un índice inversamenteproporcional: A más ego, menos amor. Entregado y recibido. Es ley.Pero como dijo Michael Robinson sobre el mismo tema: El amor es unaavenida de dos direcciones. Sólo una vez que Cristiano logre ladifícil tarea, pero no imposible, de sanar su desamor, dejar debuscar afuera lo que debe venir de adentro y ser capaz de irradiaramor, aquellos que lo hostigan desaparecerán para él, aunque siganexistiendo. Y sólo verá el cariño, la gratitud y el reconocimientoque muchos le tenemos. Sí, me incluyo.