Luto y sorpresa en España por la repentina muerte del flamante nuevo técnico del Villarreal, Manolo Preciado, que murió a los 54 años por un ataque al corazón.
El técnico fue desvinculado a mitad de temporada del Sporting de Gijón, debido a los malos resultados, e iba a ser presentado este viernes como nuevo entrenador del 'Submarino amarillo' para la próxima temporada. De hecho, horas antes de su fallecimiento se había conocido su llegada al club castellonense.
Preciado era muy respetado en el fútbol español debido a su amplia trayectoria a la cabeza de equipos como la Gimnástica de Torrelavega, Racing de Santander, Levante o Murcia. Además, se había ganado una reputación de "sube equipos", ya que había ayudado a ascender de división a cinco escuadras, dos de ellas a Primera.
Tal y como destaca el diario Marca, la vida de Preciado estuvo marcada por el infortunio, especialmente en los últimos años. En 2002 perdió a su mujer debido a un cáncer de piel, en 2004 murió su hijo menor en un accidente de tráfico y después falleció su padre tras un atropello.
"La vida me ha golpeado fuerte. Podría haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro, o podría mirar al cielo y crecer. Prefiero la segunda opción". Es una frase suya que está siendo recordada y retuiteada hoy hasta la saciedad por los aficionados españoles.
Su carácter fuerte y su incapacidad para contenerse en las ruedas de prensa también le hicieron famoso, con épicos duelos verbales como el protagonizado hace pocos meses con el entrenador del Real Madrid, José Mourinho, al que llamó "canalla" después de que el portugués insinuara que el Sporting no se empleó a fondo cuando se enfrentaba al FC Barcelona. Meses después se reconciliaron.
Precisamente, horas después del deceso, Mou publicó en la página web realmadrid.com una carta para homenajear a Preciado: "No soy nadie para pretender ensalzar la vida de Manuel Preciado, que seha partido en mil pedazos hoy. Pero como colega y hombre de fútbol deseo en este durísimo momento enviar mi humilde mensaje de dolor a todos los suyos, a su familia, a su gente del Sporting, del Racing, del Levante y del Villarreal, club al que seguro iba a rescatar de la Segunda División; a todos los equipos en los que dejó su huella. Manolo fue siempre un rival digno, al que descubrí bien cuando se acercó a visitarnos, el pasado mes de marzo, a la Ciudad Real Madrid, en Valdebebas. Él tenía todo aquello que me gusta de las personas y de los deportistas: carácter, transparencia y valor para luchar contra los golpes, que fueron cruelmente duros en su caso. Nos ha dejado una figuradel fútbol y sobre todo una persona muy especial. Todo mi ánimo y apoyopara los que le apreciaron de corazón. Mi recuerdo por él será sentido ypermanente".