Brasil necesita levantar cabeza después de su triste participación en el Mundial que organizaron y Dunga fue elegido para comenzar el proceso de reestructuración.
El ex volante y capitán del Scratch asumirá la dirección técnica en lo que será su segundo periodo al mando del equipo, ya que fue el entrenador que estuvo en la banca en Sudáfrica 2010.
Dunga llega en uno de los momentos más complicados de la historia de la Selección Brasileña, la que alcanzó las semifinales de su propio Mundial, pero que fue humillada por Alemania y Holanda, recibiendo diez goles en dos partidos.
Su misión será reemplazar a Luiz Felipe Scolari, recuperar el prestigio perdido y apuntar a ganar la Copa América 2015 que se disputará en nuestro país, en lo que será el primer torneo grande que disputará al mando del equipo.
En su presentación, el ex mediocampista señaló que "es una gran felicidad", asegurando que "no hace falta hacer de la Copa del Mundo como 'tierra arrasada', hay cosas que se pueden rescatar. La gente vio en el Mundial que es importante el talento, pero también la planificación".
Además, dijo que pensará en el "camino a la Copa América, con selecciones que crecerán mucho, y esa mezcla de jugadores nuevos con otros de mayor experiencia. Nuestra mayor idea es preparar un equipo para los Juegos Olímpicos (serán en Río en 2016) y prepararnos para las Eliminatorias, que serán difíciles y tenemos que estar listos".
Hay que recordar que la primera etapa de Dunga al frente de la Selección Brasileña no destacó por ser brillante, aunque sí consiguió resultados aceptables.
El equipo, pese a tener grandes estrellas en sus filas, dejó de lado del tradicional jogo bonito, para pasar a ser un equipo sólido que ganó la Copa América 2007 y la Copa Confederaciones 2009, además de haber finalizado primero en las Eliminatorias Sudamericanas, un punto por delante de la Roja de Marcelo Bielsa.
No obstante, la mayor decepción la protagonizó en el Mundial de Sudáfrica 2010, donde quedó fuera en los cuartos de final del certamen, tras caer ante Holanda por 2-1, situación por la que fue despedido, ganándose la antipatía del público brasileño.