Casi cinco meses han pasado desde que Dani Alves fue llevado a la cárcel tras ser acusado de violación por una joven en una discoteque de Barcelona y mientras continúa el proceso judicial, su esposa, Joana Sanz, reveló cómo ha vivido este tiempo privado de libertad y cómo es su día a día en el recinto Brians 2.
En su última entrevista con la revista 'Vanitatis', Sanz contó que "el primer mes que estuvo allí, solamente lloraba. No tiene a nadie con quien hablar. Está solo con sus pensamientos. Ahora, con el paso del tiempo, está siendo más fuerte, haciendo ejercicio como puede y leyendo mucho para tener su cabeza ocupada".
"Estoy mal, muy triste y asustada. Estoy yendo al psicólogo para que me ayude, porque si no, el cerebro dice 'ciao'. Es tremendo todo lo que ha ocurrido. Y me está salpicando todo a mí sin haber hecho nada. Al revés, yo soy una víctima también. A mí me está tocando lidiar con algo que me he encontrado, sin comerlo ni beberlo, porque no soy ni denunciante, ni denunciada", agregó.
Respecto a sus encuentros en prisión, la modelo contó que "es muy complicado. Lo veo a través de un cristal y hablamos a través de un teléfono. No estamos solos. Son cabinas transparentes en las que, a los lados, tienes más personas que, si hablas un poco alto, te escuchan. Por eso me resulta tan violento y por eso aún no hemos podido hablar de las cosas serias que nos afectan. Aún no he podido ni insultarlo (risas)".