Pudo ser una estrella del fútbol, pero terminó muerto a los 26 años inmerso en una guerra.
Se trata de la historia de Burak Karan, quien en octubre pasado perdió la vida en el marco de un bombardeo realizado en Siria, pero que en su juventud tenía virtudes que lo podrían haber valido ser futbolista profesional.
De hecho el ex jugador, nacido en Alemania, jugó para la Selección Sub-17 germana y compartió camarín con valores que hoy brillan en el primer plano del balompié como Sami Khedira (Real Madrid) y Kevin Prince-Boateng (Schalke 04).
Además, militó en equipos como el Hamburgo, Hannover y Alemannia Aachen, además estar en las categorías juveniles del Bayer Leverkusen y Herta de Berlín.
Sin embargo, a los 21 años dio un vuelco a su vida: se retiró del fútbol, adoptó el islamismo como su religión y se abocó de lleno a ella, incluso llegando a tomar las armas por la misma.
Así fue entonces cómo encontró la muerte el 13 de octubre pasado. Burak se enconraba en Siria luchando contra el régimen de Bashar Al-Assad, donde fue víctima de un bombardero, finalizando de manera trágica una vida que podría haber estado marcada por el éxito deportivo.