La lluvia, a diferencia de otros fenómenos meteorológicos como la nieve, no suele ser obstáculo para la realización de un partido de fútbol, salvo que sea de grandes proporciones, lo que deja a criterio del árbitro si es que se juega o no.
En el caso del partido que disputaron este domingo el Suduva y el Banga, equipos de la liga lituana, pareciera que el juez no tuvo mucha consideración por el espectáculo y decidió que el pleito se desarrollase con "normalidad", a pesar de la gran cantidad de agua en el campo de juego que había tras una fuerte tormenta.
Lo cierto es que el duelo, que pretendía ser de fútbol, se pareció más a uno de waterpolo, ya que el balón prácticamente no corría por el inundado césped, provocando insólitas jugadas y cambiando absolutamente la lógica del trámite.
El Suduva fue el que demostró tener mayores habilidades "acuáticas", llevándose los tres puntos al imponerse por 2-0 en una brega que, en condiciones normales, seguramente hubiese tenido un desenlace bastante diferente.