Los jugadores, en el fútbol mundial, generalmente suelen reclamar de manera airosa cada vez que los árbitros hacen cobros en su contra, pero la situación en Indonesia sobrepasó los límites.
Y es que en el partido que protagonizaban Bandung Raya y el Persiwa, Pieter Rumaropen se indignó por la sanción de un penal contra su equipo y tomó cartas en el asunto.
El jugador le pegó un importante golpe en el rostro al juez Wasit Muhaimin, quien debió ser atendido de inmediato debido a que comenzó a sangrar profusamente.
Luego de varios minutos tratando de recuperarse, Muhaimin logró dirigir los diez minutos que le quedaban al encuentro, obviamente con Rumaropen expulsado.