Los partidos de la League Two, cuarta división de Inglaterra, no suelen llamar la atención en el ámbito internacional, pero el pleito entre Cheltenham y Chesterfield cruzó las fronteras de la isla.
Esto porque en este encuentro disputado el fin de semana ocurrió un hecho pocas veces visto en una cancha de fútbol, motivado por "venganza".
La situación fue así: Cheltenham tenía un tiro libre a favor, pero Russell Penn, valor del Chesterfield, hizo todo lo posible para que éste no se llevara a cabo rápidamente.
El jugador reclamó por el lugar donde debía ejecutarse la pena, se puso delante del balón e, incluso, le movió la pelota al ejecutante, lo que terminó de colmar la paciencia de Gary Roberts.
En ese mismo instante, Roberts reaccionó y cuando fue a acomodar el balón, en una rápida acción, le bajó los pantalones a su rival.
Pese a las protestas de Penn y a que todo se realizó, literalmente en las narices del árbitro, el hecho quedó solamente en una particular anécdota.