El sueño de Wallace y su familia se hizo realidad.
El joven futbolista brasileño firmó un contrato millonario con el AS Mónaco, pero nada de esto pudo haber sido concretado sin el apoyo de su abuela, Maurilia.
"Cuando era chico estuve a punto de dejar el fútbol para buscar un trabajo y ayudar en casa. Pero mi abuela me dijo 'no, hijo, tú tienes talento, vamos a intentarlo'. Ella recogía latas, botellas, todo, solo para darme dinero para que pueda ir a entrenar. Hoy, gracias a Dios, no tiene que hacerlo más", dijo el seleccionado Sub-21 de Brasil en el diario Globo.
Wallace, cuando niño jugaba en el club Tigres, en Río de Janeiro, y con sus nueve años pensó en dejar la actividad por falta de dinero, pero la mujer de 62 años le impidió retirarse del fútbol.
En 2010 su vida dio un giro radical. El jugador fue llevado al Cruzeiro donde debutó en el primer equipo el año pasado y fue campeón del Brasileirao.
Un día, Wallace recibió una llamada de uno de los empresarios más poderosos del fútbol mundial: Jorge Mendes (empresario Cristiano Ronaldo, Di María, James Rodríguez, Falcao, José Mourinho). Fue una oportunidad de hacer realidad el deseo de su abuela.
"Me quedé muy sorprendido cuando me llamó la identificación como Jorge Mendes. Inmediatamente pensé que como él trabaja con grandes jugadores, que era bueno para mí, fue un reconocimiento a mi trabajo", reconoce.
El jugador en ese momento recibió el llamado para firmar por el club Braga de Portugal. Dos meses después, Mendes lo ubicó en el AS Mónaco francés donde el jugador de 19 años podrá disputar la Liga de Campeones.
Su nuevo contrato le permitió honrar a Maurilla y pidió que en su contrato, su abuela, se mudara con él al lujoso hotel de Montecarlo donde hoy vive. Sin duda, un final digno de las mejores historietas de fútbol.
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Foto: GloboSporte.