Chelsea anunció en las últimas horas con bombos y platillos el fichaje de Romelu Lukaku, jugador belga que viene de realizar una brutal temporada con el Inter de Milán que le permite ser considerado uno de los mejores delanteros del mundo en la actualidad.
Y como en casi todos los fichajes recientes de los londinenses, quien resultó siendo clave para que esta contratación llegara a buen puerto fue la directora general Marina Granovskaia, pieza fundamental para los 'blues' en los últimos años y que no es muy reconocida, ya que ella prefiere mantenerse lejos de las luces. Por ejemplo, sus cuentas de redes sociales se mantienen privadas.
"Romelu Lukaku es simplemente uno de los mejores delanteros y goleadores del mundo. Estamos absolutamente encantados de traerlo de vuelta al club que ama, y estamos emocionados de sumar su talento a nuestro equipo ganador de la Champions League", dijo la rusa que ya se apunta varios fichajes bombásticos a su haber desde que asumió su rol hace algunos años.
Jugadores como Jorginho y Kai Havertz son algunos ejemplos de nombres que han llegado bajo su gestión, la cual le permitió a Chelsea ganar la pasada Liga de Campeones.
La historia de la mano derecha de Abramóvich
Con apenas 22 años, la rusa comenzó a trabajar en la empresa petrolera Sibneft, la cual terminó por catapultar a Roman Abramóvich, dueño de los 'blues' desde 2003.
Fue ahí cuando la vida de Granovskaia comenzó a cambiar, ya que de inmediato el ruso le ofreció el cargo de asesora en el Chelsea.
Y a medida que fueron pasando los años, el trabajo de la rusa fue encantando más y más en Londres, razón por la cual logró transformarse en flamante Directora General en 2014.
A partir de ahí, no sólo ha conseguido extraordinarios fichajes, sino que también ha logrado vender jugadores por precios muchos más elevados de los que se pensaba.
Un ejemplo de esto es que Eden Hazard se fue al Real Madrid por más de 100 millones cuando apenas le quedaba un año de contrato.
Otros puntos importantes que ha tenido en su carrera según The Sun es haber sido clave para que Didier Drogba continuara en Stamford Bridge en 2009.
Además, consiguió algo que parecía imposible: el regreso de Jose Mourinho en 2013, luego de haberse ido peleado con otros directivos varios años antes.