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Le llueven elogios a Pellegrini

El jugador argentino que vistió la camiseta del Real Madrid, le dedicó una columna en el diario El País de España al técnico del Málaga. "Qué tipo raro, Pellegrini", la tituló.

Alonso Sanchez

Lunes 12 de noviembre de 2012

Los elogios se suceden uno tras otro para Manuel Pellegrini. No sólo la increíble campaña que está encabezando en el Málaga llama la atención de especialistas; esta vez es su forma de tratar, sentir y vivir el fútbol.

Santiago Solair, ex jugador del Real Madrid, tiene una columna habitual en el diario El País de España, donde en su última edición llenó de elogios al "Ingeniero". La tituló "Qué tipo raro, Pellegrini", en relación a que no es el típico entrenador de fútbol.

"Pellegrini es raro y tiene conductas radicales. Por ejemplo, no vive exclusivamente para el fútbol y considera, por alguna oscura razón, que esa exclusividad lo haría peor entrenador. Sobrelleva con pesar la distancia que lo separa de su familia, que vive en Chile, y cuando termina de practicar, analizar partidos, programar contenidos y planificar los futuros entrenamientos, aun le sobra tiempo. No se mantiene enfrascado y obsesionado con el fútbol, como debería hacer para demostrar su compromiso con la profesión, sino que prefiere escuchar música, ver películas y leer. Un tipo rarísimo", elogia el "Indio" Solari.

Su columna parte con un poco de historia de Pellegrini y relata cómo dejó la actividad por "culpa" de Iván Zamorano y cómo se repuso ante los reveses que la actividad le presentó.

"En 1986 disputó una pelota con un desconocido y, cuando fue a cabecear, el joven le sacó tanta altura en el salto que decidió retirarse. Nadie podía saber que el chico, de apellido Zamorano, se convertiría en uno de los mejores futbolistas chilenos de siempre. Pero se demostró que Pellegrini no solo era un futbolista con estudios universitarios sino también con autocrítica. Un bicho raro en el ecosistema futbolero", describe.

"No se rindió tras descender con el club de sus amores en 1988, una loza magnificada por su extraña reticencia a señalar culpas ajenas o a desplazar las propias, y por su ridícula aversión a las declaraciones altisonantes", prosigue.

Solari también revela la pasividad y el criterio que tiene Pellegrini para manejar situaciones complicadas. No siempre es necesario hacer una "ejecución mediática" de algún problema para demostrar poder y liderazgo.

"Otra extravagancia de Pellegrini es no creer que el éxito del funcionamiento de un grupo dependa de hacer, de vez en cuando, un ritual público de sacrificio, como hacían los Aztecas. No lo hizo con Guti tras las secuelas del Alcorconazo y manejó con discreción de mimo el sonado conflicto con Riquelme. Una moderación que desconcierta a la audiencia futbolera, que si no ve la sangre derramada desde la cima de la pirámide descree del poder del líder", continua.

Al cierre, realza su calidad humana y aunque reconoce que "sólo lo vi una vez", comenta que "los futbolistas que lo han tenido comentan que antepone el equipo a su propia figura. Que se preocupa por ellos, que pregunta, que procura aprender y sacar conclusiones de la interacción. Ese método inductivo lo aleja de poses pseudopositivistas, tan útiles para ganar fama de entrenador serio y trabajador".

"Personalmente solo lo vi una vez, cuando él dirigía River Plate y lo crucé en el túnel de vestuarios después de un Trofeo Bernabéu. Me saludó con timidez. Definitivamente un tipo raro Pellegrini. Tan raro que hasta parece una persona normal", cierra su columna Santiago Solari.