En un partido que quedará instalado como uno de los más polémicos en la historia del fútbol mundial, Sao Paulo se coronó campeón de la Copa Sudamericana tras vencer en el primer tiempo 2-0 a Tigre y vivir el abrupto final que determinó el chileno Enrique Osses por la violencia vivida en los camarines del cuadro visitante.
En la primera mitad, el partido fue dominado por los brasileños. Con su tradicional juego de toques y el veloz contragolpe, lograron dominar el juego asociado que mostró Tigre en las llaves anteriores.
Por su parte, el chileno Enrique Osses sufrió durante la primera fracción pues los jugadores de ambas escuadras reclamaron incesantemente el exceso de violencia que se vivía en la cancha.
En el dominio del balón, Sao Paulo encontró la llave al gol. Lucas venció la resistencia del portero Albil y desató la euforia de los miles de hinchas que repletaron el estadio Morumbí. Seis minutos después, Osvaldo marcaría la cifra definitiva del encuentro a los 28 minutos de partido.
Al finalizar el primer tiempo, los jugadores de los dos equipos se fueron en contra de Osses para reclamarle distintos cobros que fueron discutidos en el terreno de juego. En el camino a los vestidores, paulistas y argentinos comenzaron a discutir e ingresaron al túnel con un ánimo beligerante.
Cuando todo se veía normal, la gente de Tigre salió desde el túnel para acusar que se vivieron hechos de violencia en el camarín de los argentinos.
Néstor Rául Gorosito llegó a decir que hubo amenazas “con revólveres” y que había jugadores lesionados que no podía seguir.
Tras minutos de discusiones y la intervención de cuarto árbitro, Enrique Osses levantó sus brazos y determinó el final de la Copa Sudamericana dejando como campeón a Sao Paulo en el partido más polémico de una nueva versión del torneo continental.