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La lucha por recuperar los sueños Interrumpidos

Revisa la columna de Cecilia Lagos, periodista de 24 Horas Deportes, sobre el momento que vive la Universidad Católica.

Camilo Bravo

Jueves 4 de octubre de 2012

Desde la partida de Juan Antonio Pizzi amediados de 2011 y de casi todo el plantel que dirigía, luego de la no menosque trágica final del Apertura ante la "U", Universidad Católica cayóen un vacío y en un estado crítico futbolístico del que hasta el día de hoy noha vuelto a salir.La desafortunada travesía de Mario Lepe en la banca y laspobres incorporaciones como supuestos refuerzos dejaron la sensación, comparadocon el período anterior, de dos semestres completamente perdidos, incluso conla obtención del título de Copa Chile.

 

Su reemplazante, el uruguayo MartínLasarte, tampoco ha logrado convencer a la hinchada con un nivel de juego yresultados irregulares. Los jugadores, por su parte, también se llevan buenadosis de la frustración de la gente, que siente que algunos miembros delplantel simplemente no son dignos de vestir la camiseta de la UC. La situaciónque se arrastra globalmente es indigna de un club grande como UniversidadCatólica, según lo sitúa su historia y tradición.

A pesar de partidos paupérrimos como eljugado contra Deportes Tolima en Colombia por Copa Sudamericana, bajo el mandodel uruguayo la UC ha mostrado algunos pocos momentos de luz que hacen pensarmuchas veces que el plantel tiene que encender el corazón y creer que puede. Elprimer tiempo contra Colo Colo fue muestra de eso y creo que no es casual queel regreso de su capitán, Cristián Álvarez, sea parte de esa intención delevantar el juego y la actitud, aunque frente a los albos y Atlético Goianiensehaya resultado más lo segundo que lo primero.

 

Pero, visto lo anterior, el tema es quelas intenciones de la UC de jugar un fútbol superior y sobre todo más efectivoen el arco contrario -de acuerdo a las ocasiones de gol creadas-, exceden lacapacidad y/o talento de sus intérpretes. En general los cruzados no creanpocas llegadas, pero su falta de profundidad y finiquito es crónica. Un jugadorcomo Roberto Ovelar, que pasa la mayor parte del tiempo lesionado y que cuandole dan la oportunidad de ser titular se pierde un gol hecho, como el que tuvofrente a Francisco Prieto en el clásico con Colo Colo, no sirve en un equipocomo Católica donde un gol perdido de esa manera, perfectamente puedesignificar una clasificación o un título.

Nicolás Trecco, en su ansiedad pormostrar y rendir, convierte muy pocas de las oportunidades que obtiene frenteal arco, muchas de ellas desperdiciadas en ejecuciones torpes para un jugadorque en Cobreloa lució como uno de los mejores del campeonato. El "10"en la espalda de Fernando Cordero parece una desafortunada coincidencia para unjugador cuyo aporte en el mediocampo aún está en incógnita, porque de solidezha mostrado poco y nada.  

 

Durante el partido con Audax Italiano,donde la UC jugó completamente descorazonada y terminó arrastrándose para ganar1-0, el grito herido de todo el estadio San Carlos de Apoquindo bajó comoindignación hambrienta de las tribunas a la cancha: "Jugadores,queremos campeonato, a ver si se dan cuenta que juegan en la Cato". Exigenciatensa y furiosa ante un equipo que sólo se acordó que podría haber ganado elpartido presionando arriba en los minutos de tiempo agregado. Es decir, losrecursos y el poder estaban, pero la confianza y el convencimiento de usarlos,no.

Defensivamente, el centro de la zaga esterreno completamente inseguro. Ante las constantes lesiones de David Henríquezy los errores usuales de Enzo Andía, no hay un patrón de área, nadie que guapeeo haga que el campo propio sea el punto de partida cierto de una avanzadaofensiva arrolladora. Cristopher Toselli se ha convertido, de esta manera, enel salvador del equipo, cuyos resultados muchas veces se definen sólo por susatajadas.

 

Siendo realistas, falta mucho para ver ala UC recuperada. Este semestre, que nuevamente no da para ilusiones nipromesas de ningún tipo, también está perdido y el cuerpo técnico esperaaguantar lo más dignamente posible hasta fin de año para reestructurar todo yvolver a comenzar a partir de 2013.

Pero la raíz de la responsabilidad no esde los técnicos ni los jugadores que llegan sino de quienes los contratan y,más aún, de quienes están detrás de los que deciden. A través de un grupo dehinchas organizados de la comunidad cruzada -los mismos que consiguieron elhistórico logro de ser locales en San Carlos frente a Colo Colo y la"U"-  ya se ha destapadopúblicamente que la Fundación Club Deportivo Universidad Católica no tiene lamás mínima intención de hacer del equipo de fútbol un cuadro competitivo yganador, convirtiendo en meras casualidades los campeonatos obtenidos ysaqueando el alma y el espíritu cruzados.

 

La Fundación es la piedra en elzapato que condiciona negativamente el accionar de Cruzados SADP, bloqueando elpoder económico que se necesita para armar un plantel ganador y devolverle a laUC la grandeza que tuvo en períodos como el de Alfonso Swett en la presidenciadel club. Por lo mismo, se está formando una nueva campaña llamada "FueraFundación" que pretende sacarla como la gran pared en la que chocanlos sueños de fútbol y campeonatos de la hinchada cruzada. Sus impulsoresadvierten que será una lucha lenta y dura, pero que sin ella el club de susamores se hundirá inevitable y tortuosamente hasta la desaparición.