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La amurrada de Jadue

Revisa la nueva columna de opinión "La vida según el fútbol" de César Olmos, editor general de Deportes 24 Horas.

24Horas.cl TVN

Jueves 10 de septiembre de 2015

Por César Olmos

Para efectos de la opinión pública, Sergio Jadue siempre ha sido objeto de sospecha y él lo sabe. Su “pecado original”, haber desbancado de la ANFP y la selección a la dupla Bielsa-Mayne-Nicholls, una pareja  incombustible en la apreciación del seguidor futbolero, marcó sus primeros años y ni la clasificación al Mundial, ni el mismo Mundial, ni su reelección con porcentajes de apoyo altísimos, ni la extraordinaria obtención de la Copa América, ni sus buenos números globales para el negocio del fútbol han sido suficientes para lavar esa “afrenta”.

Jadue vive, entonces, en una situación de permanente inestabilidad; no en su sillón, al cual parece muy firmemente asido, sino en la valoración de la gente. Es decir, a ratos puede inclinar la balanza hacia su lado y salir muy bien acompañado y sonriente en la foto, pero a la primera de cambio, paf, de vuelta al equilibrio precario. Será injusto, pero es así.

Pero una cosa es esta trinchera abierta de origen y otra las que él mismo a veces se cava sin mayor cuidado. Ocurrió con el incidente del “Cometa Halley”. Jadue se mostró públicamente molesto por una decisión de carácter administrativo en la que él ve intenciones políticas. Y aunque tenía una excelente oportunidad de remarcar la limpieza de las finanzas de la corporación –de acuerdo a sus propias declaraciones,  la cartera dio una “aprobación general a todos los mecanismos financieros, contables y administrativos de la ANFP durante los últimos cuatro años”- se le ocurrió sacar a colación la historia del cometa Halley, esa manipulación comunicacional operada por Francisco Javier Cuadra en 1986.

Mala idea. En vez de reforzar la hipótesis de que las cuentas de su boliche están en orden, Jadue se amurró, se aventuró con una teoría incomprobable y tiñó de color político un asunto que afecta directamente a su bolsillo personal. No, pésima idea.

El dirigente ya está en Paraguay para la reunión de la Conmebol donde debe definirse qué diablos va a pasar con la Copa Centenario, ese torneo pringado por el escándalo FIFA que hasta hoy  no se sabe si se hace o no, ni dónde, ni cómo, ni exactamente cuándo, ni con quién, ni con qué plata.

Y aunque ha trascendido la opción de que Chile tome ese fierro caliente, no parece una oportunidad demasiado beneficiosa para Jadue, ya que lo impulsa tempranamente a asumir el doble desafío  de organizar y ganar algo que acaba de organizar y ganar. Y con las eliminatorias andando, más encima. Y con la investigación de la Justicia norteamericana en desarrollo, además. Su condición de vicepresidente de la Conmebol, de todos modos, lo obligará a poner alguna claridad mínima sobre el asunto.

Una claridad que de momento no parece tener Juan Ángel Napout, el mandamás del fútbol sudamericano. Esta fue parte de su respuesta, textual, al programa argentino “Puro Fútbol” cuando le preguntaron la semana pasada si habrá luego –pero luego- un anuncio sobre la Copa Bicentenario.

“Yo creo que… yo creo que sí… yo creo que… yo creo que…  primero yo creo que está bien, o sea, perfecta la pregunta, va a haber un anuncio.  Yo lo que te puedo decir hoy con propiedad es que nosotros estamos hablando, se está hablando, hay una conversación. Y, y estoy hablando yo, y estamos hablando, entonces… eh… yo creo que… que no va pasar mucho tiempo, o sea que yo creo que en cualquier momento se va a hablar y se va….  Yo creo que de todos lados la gente tiene buena voluntad, y ojalá que la buena voluntad sirva en este caso para llevar adelante las situaciones”.

Buena voluntad es la que va a necesitar Jadue para poner orden, si puede, en ese gallinero que hay en Luque desde que se descubrió el asunto de las –vaya desagradable homografía- “cometas” que cobraban sus socios a los capos de la TV regional.

Como sea, a apenas dos meses de su imagen triunfante en La Moneda, Jadue, amurrado, agregó un flanco gratis con lo del Halley, que se suma a las heridas abiertas con Sampaoli, a los sabuesos del FBI olfateando papeles y a la Copa maldita esa que tiene que ayudar a resucitar.

Era innecesario.