La tarea de reconstruir las historias de un partido del cual no se tiene registro alguno es, a lo menos, compleja. Con el paso de los años se le agregan más y más datos, anécdotas y mitos que transforman a este encuentro, paradójicamente, en uno de los más recordados del fútbol chileno.

Hoy se cumplen exactos 40 años del encuentro que la Selección Chilena disputó el 26 de septiembre de 1973 en Moscú ante la Unión Soviética, un duelo válido por un cupo al Mundial de Alemania de 1974. Un partido marcado por el momento político de Chile.

Mucho se ha escrito y hablado de aquel empate 0-0 en Moscú. Es por esta razón que acudimos a los protagonistas, quienes compartieron con 24 Horas algunas de esas historias.

"Recuerdo de ese partido que la Unión Soviética tenía un muy buen equipo. El árbitro era brasileño y si bien es cierto no influyó en el partido, yo conversaba mucho con él porque hablaba portugués", arranca Elías Figueroa, respondiendo a los eternos rumores sobre su "amistad" con Armando Marques.

"Quizás en alguna jugada donde uno tuvo que ponerla un poquito más fuerte para bajarle el ritmo al partido, fue más permisivo", se defiende.

Una de las historias que recuerda el defensor nacional fue al momento de ingresar a la Unión Soviética, el que fue un trámite engorroso y complicado ya que tanto a él como a Carlos Caszely, en un principio, se les negó la entrada.

"Hubo un problema en el aeropuerto porque yo no tenía visa (...) Además, Carlos Caszely tenía la foto diferente en el pasaporte a cómo él andaba. Los dos nos tuvimos que quedar un buen rato para que nos dejaran entrar", prosigue.

Otra de las grandes historias que se cuentan en torno a este viaje de la Selección Nacional, es que a mucho de los jugadores les ofrecieron asilo. Aquí hay dos versiones. El "Rey del metro cuadrado" tiene una, mientras que Leonardo Véliz posee la otra.

"Seria mentirte si te digo que me ofrecieron algo. Nunca me ofrecieron nada. No sé si a otros compañeros les ofrecieron algo, no tengo idea, pero a mí nunca nadie se me acercó ni me dijo nada. Nuestra intención era ir a Unión Soviética, jugar y ganar para ir al Mundial. Además, habría sido una tontera porque yo nunca he estado encapuchado o con las manos sucias", lanza Carlos Caszely.

Sin embargo, el "Pollo" Véliz tiene una historia diametralmente opuesta: a él sí le ofrecieron exilio en Suiza.

"Nosotros recibimos una recomendación de no hablar de política en los lugares donde llegáramos, principalmente en México y Neuchatel, una ciudad muy linda de Suiza. En el caso personal, a mi me ofrecieron un contrato en el Neuchatel Xamax FC (hoy en la quinta división del fútbol suizo) con tal de que yo revelara, declarara o denunciara casos que yo hubiera visto, como el de ver gente muerta en la calle. Empecé a contar lo que yo sabía de la semana en que ocurrió el golpe de Estado y el día que partimos de gira. Ese contrato me lo ofrecían a 'cambio de'", relata Véliz.

Aquel partido quedará grabado en los anales del fútbol chileno como uno de los más recordados de la historia, por el momento político existente y por la incertidumbre que generó ir a jugar a la Unión Soviética en esas condiciones.

Sin embargo, Carlos Caszely reconoce que pese a todo esto, "nosotros jugamos con Frei, con Allende, con Pinochet, con Lagos con Aylwin. Jugamos siempre. Nadie dijo 'este partido no lo vamos a jugar'. El fútbol está por sobre de todas las ideas políticas".

Puedes revisar todos los detalles en la nota del periodista de 24 Horas, Ignacio Salcedo.