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"Maracanazo": Se cumplen 30 años del día más negro del fútbol chileno

El 3 de septiembre de 1989 Brasil y Chile jugaron en Río de Janeiro en el marco de las clasificatorias para el Mundial de Italia '90. Todo transcurría normal hasta que una bengala cayó en la cancha y, supuestamente, hería al portero Roberto Rojas. Finalmente todo terminaría siendo una farsa.

24Horas.cl Tvn

Martes 3 de septiembre de 2019

Los ánimos estaban caldeados. El estadio Mario Silva Filho, el mítico Maracaná, lucía con 141.072 espectadores. La hinchada brasileña se hacía sentir e intimidaba a Patricio Reyes, Fernando Astengo y a Héctor "Ligua" Puebla, estandartes de la zaga chilena que enfrentaba a Brasil por un cupo en el Mundial de Italia '90.

Y es que el duelo de ida tuvo de todo. El DT de la Roja, Orlando Aravena, provocó a los medios rivales con la comparación que hizo de la "verdeamarela" con el boxeador paulista peso pesado Adilson Rodrigues, apodado el "Maguila", quien en agosto del '89 cayó por K.O ante el estadounidense Evander Holyfield.

En el encuentro la FIFA había recomendado que ambas escuadras saltaran juntas al terreno del Nacional, pero Roberto Rojas hizo caso omiso de la sugerencia e ignoró al juez colombiano Jesús Díaz.

En la cancha, antes del pitazo inicial, Romario le hizo un gesto a Alejandro Hisis y se ganó el cartón amarillo. El clima adverso subió más aún cuando Raúl Ormeño le dio una violenta patada a Branco.

Romario fue expulsado a los 3 minutos y Raúl Ormeño lo acompañó tras derribar a Valdo. En ocho minutos el partido se jugaba con 20 jugadores. En el entretiempo el juez mandó a las duchas a Orlando Aravena que terminó saliendo con carabineros.

El marcador lo abrió Brasil con un autogol de Hugo González, y el empate llegó tras una polémica jugada. Claudio Taffarel cometió una falta técnica en el área y le entregó el balón al "Mortero", quien jugó rápido con Ivo Basay, que marcó la igualdad.

El "Maracanazo"

El 3 de septiembre era una tarde especial. El "Cóndor" Rojas en la primera etapa impidió que los locales abrieran el marcador. El portero tapó absolutamente todo y dejó instalada la incertidumbre para los segundos 45 minutos.

En ataque Juan Carlos Letelier y Patricio Yáñez poco podían hacer con las soberbias actuaciones de Aldair y Ricardo Galvao. En la segunda fracción, Careca anotó el 1-0 —tras un mal cierre de Astengo— y la tarde cayó.

El "León", le avisó al juez que Rojas estaba caído en el piso y señaló el objeto. La humareda era evidente y el árbitro corrió hasta llegar donde el golero nacional. El primero en asistir al "Cóndor" fue Jaime Vera. Yáñez, indignado con la escena, miró hacia las tribunas e insultó a los brasileños tocando sus testículos.

 

El delantero que brilló por su capacidad goleadora, desbordes por las bandas y su gran definición, perdió el control, siendo recordado hasta el día de hoy por su polémico gesto, que hasta la fecha se arrepiente.

Los jugadores pidieron una camilla para ayudar a Rojas que se encontraba sangrando. Parte de la delegación chilena impedía que esto ocurriera.

La dirigencia liderada por Miguel Nasur había amenazado con retirarse de la cancha en caso de cualquier desorden.

Los dirigentes intentaron evitar que los jugadores abandonaran el terreno de juego, pero nada de esto ocurrió. Chile se retiró del partido y perdió la clasificación.

El escándalo

Pese a que Rojas contaba con el apoyo de los hinchas y los dirigentes por la supuesta agresión de la cual había sido víctima, con el pasar de los días comenzaron a surgir las dudas. Fotografías estudiadas por la Conmebol y la FIFA evidenciaron que la bengala había caído a poco más de un metro de distancia del arquero, por lo que la herida no respondía a un impacto.

Descubierta la verdad, la FIFA multó  a Chile con 50  mil francos suizos y con la prohibición de participar en las próximas clasificatorias del Mundial de Estados Unidos 1994. Robertor Rojas fue marginado "a perpetuidad" del fútbol profesional, aunque amnistiado en 2000; Fernando Astengo, castigado con cinco años de inactividad; Orlando Aravena, con el impedimento de dirigir a nivel internacional y con cinco años a nivel local; y el entonces presidente de la ANFP, Sergio Stoppel, con una sanción a perpetuidad que le fue levantada en 2007.

 

Si bien el "Cóndor" insistía en su versión, finalmente terminaría confesando. En una entrevista con el diario La Tercera en mayo de 1990, admitió: "Soy culpable".

"Me corté con una gillette y la farsa se descubrió. Fue un corte a mi dignidad. Tuve problemas en mi casa con mi mujer, mis compañeros me dieron la espalda…, pero si yo hubiera sido argentino, uruguayo o brasileño no estaría suspendido, pero como soy chileno no me dieron la posibilidad de reivindicarme", reconoció.