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Simplemente, nada es imposible

Conoce la historia de vida del primer atleta paralímpico en conseguir una medalla de oro para Chile en los juegos de Londres.

Sebastian Marchant

Viernes 7 de septiembre de 2012

Cristián Valenzuela ingresa por la puerta ancha en la historia de los deportes paralímpicos de Chile. Su gran proeza en tierras británicas lo levanta como el más importante deportista con limitaciones físicas que ha dado nuestro país en las distintas participaciones en el olimpismo.

Su inextinguible corazón se forjó desde los 12 años cuando un severo glaucoma la dejó ciego.

Su primera idea fue morirse, echar por tierra un futuro que ni en sus mejore sueños lo había imaginado.

Sin embargo, como por arte de magia, comenzó a correr y su vida cambió por completo y se llenó de luz y colores sustentados en la esperanza.

A sus 29 años, su madre Edith Guzmán lo mira y lo cuida como lo hizo desde que le detectaron la enfermedad. Mantiene el temor de la eventual caída que podría tener el deportista, mientras él, con su fuerza y ánimo prepara el salto a la gloria que ya había anticipado en el 2011.

En el Mundial de Atletismo paralímpico, demostró que sus horas de trabajo en la pista de atletismo de Recoleta fueron las necesarias para coronarse con el oro en la maratón y la plata en los diez mil metros.

Este fue solo un anticipo del mejor atleta paralímpico que ha dado nuestro país.

Su oro no solo ratifica que es un gran deportista, además, deja claro que cuando alguien se propone salir adelante, nada es imposible.